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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Gracias a la narrada circunstancia pudo el marqués cumplimentar con más libre espíritu a los recién casados, haciéndoles mil elogios de su instalación y excusándose de no haber podido asistir a sus bodas, retenido en Malta por una grave indisposición de su amigo lord S *. La mano de Beatriz posada sobre la cabeza de Marcela abríase y cerrábase convulsivamente, haciendo centellear al vario movimiento las piedras de sus sortijas, y éste fue el único signo de emoción que diera la hermosa desposada.

Excusado es añadir que desde que la cigarrera subió a la categoría de señora, ni por casualidad la dieron ya su nombre propio. Al día siguiente, al tropezarse las señoras de Sarrió en la calle, no encontrando palabras con que expresar su horror, se daban por contentas con elevar los ojos al cielo, agitar los brazos convulsivamente y pasar de largo murmurando: «¡¡¡Sombrero!!!»

Velázquez se lanzó de un salto sobre ella, la agarró por los brazos y la sacudió convulsivamente, mientras la joven, loca de furor, seguía escupiéndole á la cara más que diciéndole: ¡, te llamo canalla!... Mátame ahora, cobarde... mata á una mujer... ¡Eso debes hacer, granuja!...

Y convulsivamente cerró los dedos centrales de su mano, avanzando el índice y el meñique en forma de cuernos, para conjurar la mala suerte. Quiso seguir, pero todas las láminas representaban horrorosos reptiles, y acabó por cerrar el libro con manos trémulas y devolverlo al armario, murmurando: «¡Lagarto! ¡lagartopara desvanecer la impresión de este mal encuentro.

En el interior de la casa ¡cuán extraño nos parecía todo, desde el asno filósofo doblándose bajo el peso de los sacos que descargaban cerca de las muelas, hasta el molinero mismo con su larga blusa siempre blanca por la harina! En toda la casa ni un sólo objeto dejaba de agitarse convulsivamente ó vibrar por la trepidación de la invisible cascada que rugía bajo nuestros pies.

Te has burlado de ... ¡Y yo que te creía distinto a los demás!... ¡Ah, si estuviésemos solos!... ¡Si estuviésemos solos! Oprimió convulsivamente el puño de la sombrilla que le servía de apoyo, mientras un fulgor de acometividad pasaba por sus ojos. Resurgió en ella la educación de los primeros años.

Catalina había vuelto a tomar su primera actitud; pero sus mejillas, que un momento antes estaban inertes como una máscara de yeso, se estremecían convulsivamente, y su mirada parecía cubrirse con el velo del ensueño. Todos prestaban gran atención; hubiérase dicho que sus vidas pendían de los labios de la anciana.

Llevábase las manos á la garganta, sacudía la cabeza, ¡imposible! trató de reir y sus labios se agitaron convulsivamente: un ruido opaco como el soplo de un fuelle era lo más que pudo producir. Miráronse las mujeres espantadas. ¡Está mudo, está mudo! gritaron llenas de consternacion, armando inmediatamente un regular alboroto.

Aunque entre nosotros no exista hace tiempo verdadero matrimonio, el lazo social que nos une no se ha roto. Ella tiene el deber de respetarlo... Si no lo respeta añadió sordamente, nos veremos. Miss Florencia dejó escapar una risita maligna. ¡Es gracioso! ¡es gracioso! ¿El qué es gracioso? preguntó él cogiéndola por la muñeca y apretándola convulsivamente.

Kernok ya no estaba allí; se había precipitado en la cala, y miraba, con los ojos secos, los brazos cruzados, los puños convulsivamente apretados; porque, según la relación del grumete, la cabeza y una parte de la espalda de Melia, empotradas en el agujero producido por la bala, habían impedido al proyectil ir más lejos. ¡Pobre Melia! hasta la muerte había sido útil a su Kernok.

Palabra del Dia

bagani

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