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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Lo diseminado del caserío contribuía a la soledad de Tirso; así que tenía poco roce con sus feligreses, casi las precisas relaciones, dada su posición; de suerte que, ni el respeto se mermaba con la confianza, ni la frecuencia del trato podía engendrar intimidad. Hacía muchos años que en aquellos contornos no se recordaba un cura tan reservado y poco comunicativo.

Sin embargo, doña Alvarez, que había aprendido su oficio en las grandes casas de Madrid, solía dirigirla, ante los extraños, severos apercibimientos, que ella escuchaba con mohín mentiroso de enfado, comprendiendo que todo aquello contribuía a presentarla como una joya delicadísima, como un ser exquisito y precioso rodeado de las más atildadas precauciones.

A partir de aquel momento el ruido de las cucharas y tenedores y el glogloteo de las botellas substituyeron a la conversación hasta las ocho y media de la noche. A través de los cristales de las ventanas se veía el resplandor de grandes hogueras, que anunciaban que los guerrilleros se disponían a hacer honor a la cocina de Luisa, y aquello contribuía a la satisfacción de los invitados.

Aquel culto fervoroso de su cuerpo, contribuía no poco a realzar y aumentar sus gracias. Como un artista toca y retoca incesantemente su obra, sin que le parezca jamás bastante acabada, así la joven esposa cuidaba de sus cabellos, de su cutis, de sus dientes, de sus manos, sin cansarse jamás.

El ruido, las luces, la algazara, la comida excitante, el vino, el café... el ambiente, todo contribuía a embotar la voluntad, a despertar la pereza y los instintos de voluptuosidad.... Ana se creía próxima a una asfixia moral.... Encontraba a su pesar una delicia intensa en todos aquellos vulgares placeres, en aquella seducción de una cena en un baile, que para los demás era ya goce gastado.... Sentía ella más que todos juntos los efectos de aquella atmósfera envenenada de lascivia romántica y señoril, y ella era la que tenía allí que luchar contra la tentación.

Así, cuando mi amigo el poeta chileno Soffia, que representa a su país en Colombia, llegó a Honda, visto su volumen considerable y para mayor seguridad, se le dio una robusta mula de carga, que, sin el menor discernimiento entre un cajón de loza y un diplomático, se echaba al suelo en el acto que el jinete la detenía, lo que no contribuía, para éste, a aumentar los encantos del viaje.

Lo que le duraba un sombrero de copa no es para dicho. Para averiguarlo no valdría compulsar todas las cronologías de la moda, pues a fuerza de ser antigua la del chisterómetro que usaba, casi era moderna, y a esta ilusión contribuía el engaño de aquella felpa, tan bien alisada con amorosos cuidados maternales.

Pero aún más contribuía á turbarle la repetición solemne del nombre de su querida, hecha en voz baja, como una evocación misteriosa y dulce. Así que cuando la maga le dijo con afectada majestad: «En esas siete cartas está escrito tu porvenir» sintió un escalofrío y quedó inmóvil y pálido. María-Manuela volvió las siete cartas, colocándolas en fila, siempre de derecha á izquierda.

Hasta la singular estructura interior del café contribuía á hacer interesante la escena, pues había cierta semejanza con las casas elegantes que he descrito, pudiéndose observar desde uno de los altos balcones que dominaban el gran salón todos los grupos y pormenores simultáneamente.

En nuestras conversaciones, cuando estábamos en el mismo punto, y por cartas, cuando estábamos en punto distinto, discutíamos no poco, sosteniendo las más opuestas opiniones, lo cual, lejos de desatar los lazos de nuestra amistad, contribuía a estrecharlos, porque siempre teníamos qué decirnos, y nuestras conversaciones y disputas nos parecían animadas y amenas.

Palabra del Dia

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