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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Entonces tomé el jarro y bebí, no mucho, porque de sed no era mi congoja. Ansí estuvimos hasta la noche, hablando en cosas que me preguntaba, a las cuales yo le respondí lo mejor que supe. En este tiempo metióme en la cámara donde estaba el jarro de que bebimos, y díjome: "Mozo, párate allí y verás, cómo hacemos esta cama, para que la sepas hacer de aquí adelante."

Clavaba la huérfana sus ojos con terrible fijeza en el rostro de la Virgen Santísima; pero no brillaban, no, con expresión de rencor, sino con una como congoja suplicante, a la manera de la postrer mirada del moribundo que con los ojos pide misericordia a la imagen de Dios, creyéndola Dios mismo.

Yo comparto mi cariño entre mi marido, mi hijo y . Ya lo sabes. Yo también la quiero a usted mu... La pobrecilla no pudo terminar. Se abrazó a , diciéndome con su congoja lo que no pudieron expresar sus labios. Vamos, vamos... siéntate. Hijita, eres sensible como una flor del aire. No se te puede decir nada. Y el caso es que yo también... Bueno, bueno, siéntate.

Aquí se ha de advertir, que por dolor se entiende qualquiera molestia, que indica al alma no hallarse sano el cuerpo, con lo que no solo se comprehende aquel sentimiento que propiamente llamamos dolor, sino tambien la congoja, opresion, desmayo, y otras semejantes molestias, que muestran y significan algun desorden en la fábrica del cuerpo humano.

Quedó por esta causa allí la dama De dolor, y congoja y pena llena, la siguiente noche tuvo cama, Triste, sola, llorosa en el arena. El pobre por el bosque grita y clama, Al aire publicando su gran pena; Que por buscar camino, senda y via Sin su dama se , y sin alegria.

Tan pueril y sincera congoja revelaba el semblante de Lucía al pronunciar esto, que la seria boca del viajero hubo de sonreírse nuevamente. ¡Mire usted! añadió ella meneando grave y reflexiva la cabeza ; ¡y yo que pensaba que una mujer en casándose tenía quien la acompañase y defendiese! ¡Quien la diese protección y sombra!

Yo te prometo cuanto quieras, hija mía repuso Bermúdez trasudando de congoja y sentándose al lado de Nieves . Pero cuenta, ¡cuenta, por el amor de Dios! y sácame cuanto, antes de esta terrible curiosidad en que estoy metido.

El rebelde se conmovió viendo la angustia de esta alma simple, que imploraba en su congoja un sorbo de consuelo. , volvería a verla; él lo afirmaba con solemne gravedad. Es más; estaría en contacto a todas horas con algo que habría formado parte de su ser. Todo lo que existía quedábase en el mundo; sólo cambiaba de forma; ni un átomo llegaba a perderse.

«La Virgen está conmigo» pensaba Ana en el lecho, allá en Loreto, y acababa por llorar, por rezar fervorosamente y sentir sobre su cabeza las caricias de la mano invisible de Dios; pero sobrevenía un ataque nervioso, sentía la congoja de la soledad, de la frialdad ambiente, del abandono sordo y mudo, y entonces las imágenes místicas no acudían. Hacía falta un amparo visible.

Se inclina sobre el cuerpo de la desmayada, y con la insolente autoridad de un poseedor legítimo, hace ademán de ir a desabrocharle el cuerpo del vestido para que, respirando mejor, cese la congoja. Entonces a don Juan se le sube la sangre a la cabeza. ¡Tocar aquel hombre el pecho de Cristeta! ¡Profanación!

Palabra del Dia

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