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Actualizado: 1 de noviembre de 2025


Como un petardo que estalla, así reventó en estrepitosa risa la Sanguijuelera, apretándose la cintura y mostrando sus dos filas de dientes semisanos. Se desbarataba riendo, y después le acometió una tos de hilaridad que le hizo suspender el diálogo por más de un cuarto de hora. Algo confusa, Isidora esperó a que su tía volviese en de aquel síncope burlesco para seguir hablando.

El individuo experimenta que otra fuerza mayor le reasume, una fuerza extraña, indiferente, que no le hace amar, que no le educa el corazon, que no lo civiliza para la gran moral de este mundo: no lo absorbe el cariño, sino el número, este número no es la vida; porque el individuo se siente con vida tambien, y esta emocion confusa le comunica una tristeza que no se puede definir.

Sólo quedaba, allá en lo más hondo, un pequeño rincón, donde no penetraba bien la luz, y donde, de cierta manera confusa, había como un germen, como una semilla apenas perceptible de disgusto y de intranquilidad. Doña Luz, sin darse bien cuenta de ello, por instinto salvador, trataba de arrancar aquella semilla, de ahogar aquel germen, a fin de que no brotase de él la hierba ponzoñosa.

Adriana sonrió vagamente, para que no sospecharan el tumulto de su alma. ¿Era posible que sólo al oír pronunciar su nombre se conmoviera así? Carmen interrumpió a Zoraida. ¿Que sólo se interesa Julio por las cosas ideales? no puedes saberlo; ya tendrá él sus cosas materiales también, y en el amor, sobre todo. Porque todos los hombres... Enrojeció vivamente y miró a Zoraida confusa y sonriendo.

Hizo un esfuerzo sobre misma para pensar en otra cosa. Mirando a su doncella en el espejo observó que estaba densamente pálida. Volvióse para mejor cerciorarse, y le dijo: ¿Te sientes mal, chica? Estás muy pálida. , señora manifestó la doncellita algo confusa. ¿Las náuseas de otras veces? Creo que . Pues, anda, vete y que suba Concha. ¡Es raro!

Tenía una expresión tan confusa, que Liette vino en su ayuda: Nada más sencillo, caballero; dígame usted las iniciales. La empleada buscó en la casilla correspondiente y retiró dos cartas de una elegante letra inglesa y sello de Londres, que él hizo desaparecer prestamente en el bolsillo de la americana como si tuviera prisa por sustraerlas a aquella cándida mirada.

Voy á decirlo, sin temor de que muchos se escandalicen: este San Sulpicio, con sus ventanas, sus columnas, sus torreones y sus veletas, que parecen aspas de un molino de viento; este San Sulpicio, con su gran pórtico; su nave extensa, desnuda, callada, sombría; su coro aislado; su majestuoso altar mayor; su oculta capilla de la Vírgen, iluminada por una luz confusa, indecisa, misteriosa, y sus enormes conchas venecianas que sirven de pilas; este San Sulpicio, vuelvo á decir, es más iglesia, más templo cristiano, que la Magdalena y el Panteon.

Avanzaron los jinetes con gran trabajo entre la confusa muchedumbre. La curiosidad que inspiraban las originalidades de doña Sol había atraído a casi todas las damas de Sevilla. Las amigas la saludaban desde sus carruajes, encontrándola muy hermosa en su traje varonil.

Desde el pie de la torre hasta una distancia de cincuenta varas se veía una masa confusa de cuerpos destrozados, de heridos que lanzaban pavorosos gritos, muchos de ellos envueltos por las llamas que consumían sus harapos.

El rayo se agitaba de un lado á otro, haciendo que la niña pareciera más ó menos confusa, ya como una criatura humana, ora como una especie de espíritu, á medida que el esplendor desaparecía y retornaba. Oyó la voz de su madre, y se dirigió á ella cruzando lentamente la selva. Perla no había hallado largo ni fastidioso el tiempo, mientras su madre y el ministro estuvieron hablando.

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