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Actualizado: 22 de julio de 2025
Un kalán con una olla, un almirez y un kalíkut para triturar el buyo eran sus únicos muebles como para indicar que el viejo vivía al borde mismo del sepulcro y allí cocinaba. Aquel era Matusalem en la iconografía religiosa de Filipinas: su colega y quizás contemporáneo se llama en Europa Noël y era más risueño y más alegre.
Su vida fué un continuo combate con los Papas, que lanzaban contra él excomunión sobre excomunión. Para obtener la paz se hacía cruzado y marchaba á la conquista de Jerusalén. Pero Saladino, otro filósofo de la misma clase, se ponía rápidamente de acuerdo con su colega cristiano.
Al día siguiente estuvo en la secretaría del Casino, averiguó dónde vivía don Juan, fue a su casa, esperó al cartero, le siguió hasta Correos, y mostrándoselo a otro cartero amigo suyo que allí estaba, hizo que éste preguntase a su colega dónde dejó encargado don Juan que le remitiesen las cartas que para él llegaron. La respuesta fue satisfactoria: 12, rue de Rochechouart, París.
Nosotros, en realidad, al condolernos sinceramente de la suerte de nuestro colega, inferimos: o es el siglo más chico de lo que habíamos pensado, o no es este siglo que alcanzamos el que habíamos menester.
Todos acudieron al pobre cura de F..., que yacía herido en el suelo. La lluvia de bofetadas que caía sobre las mejillas de Moreno cesó como por ensalmo. Hízose el silencio y vino el arrepentimiento. El ama lloraba y pedía perdón. El presbítero gordo también se recriminaba duramente como causante indirecto de aquella desgracia. El párroco dictaba disposiciones para curar la herida de su colega.
Y los del gobierno prometían á su colega en el foro un aviso oportuno para que asistiese al cumplimiento de la sentencia. Eran las tres de la madrugada y estaba en lo mejor de su sueño, cuando le despertaron unos enviados de la Prefectura de Policía. El fusilamiento iba á realizarse al amanecer: era una decisión tomada á última hora, para que los periodistas se enterasen tarde del suceso.
Si fuese jugador, mujeriego o borracho, mi colega de Plany no me lo recomendaría tan eficazmente. Seguramente apoyó la abuela muy satisfecha. ¿Constituye, pues, una cualidad el no ser jugador, mujeriego, ni borracho? pregunté. No, no, no digo eso; pero, en fin, así se tiene la seguridad de que no hay tacha. ¿Tiene corazón? pregunté sencillamente. ¿Corazón? dijo el notario sorprendido.
En un lenguaje elevado y poético, Jacinto desbordó sus protestas de amistad y simpatía... El distinguido capitán había sido calumniado en el Tandil... Como amigo, Jacinto había tomado su defensa... Hasta hubo de batirse con un colega de La Mañana... Felizmente ya todo estaba aclarado... Y le daba su enhorabuena por su casamiento con Coca... Absorto mientras el poeta periodista hablaba, decíase para sí Pérez: «O este majadero está loco, o yo estoy loco»... Lo de su casamiento con Coca fue lo que de pronto le sacó de su mutismo...
Un señor de Courval, hombre de reconocida honradez, se confesaba deudor de su madre por una considerable suma, y deseaba devolverla. El capital y los intereses ascendían a cien mil escudos; la deuda estaba justificada, y mi colega guardábame el dinero en buenos billetes de Banco. No era posible dudar de semejante dicha.
Todo lo tuvo: genio, belleza, gloria y amor. Hasta conoció el orgullo de gobernar a los hombres... Pero a pesar de su egoísta felicidad, supo ver desde sus alturas, como nadie, las inquietudes y las ambiciones de los pobres mortales. Acuérdese de su héroe, amigo mío; haga memoria de cómo terminó su existencia... Fue un colega de usted, un colonizador.
Palabra del Dia
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