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Actualizado: 22 de junio de 2025
Como era la única autoridad y estaba de acuerdo con su colega de Fuerte Sarmiento, se procedía al entierro del difunto, cuando lo había, y si solamente era un herido, éste se dejaba curar, asegurando no haber visto jamás al que le dió la cuchillada y añadiendo que no le reconocería aunque se lo pusieran delante.
A la muerte de Pío IX, ocho años después, se creyó que sería designado como su sucesor, pero la elección recayó en su colega, el cardenal Pecci, que pasó a ser el Papa León XIII. Estaba preocupado en todos estos datos que había conseguido después de muchísimo trabajo y pesada lectura, cuando Reginaldo exclamó de pronto, en voz baja: ¡Mira, allí viene la hija de Dawson acompañada por un hombre!
Este prurito de ajustarle los galicismos al Faro, fué una de las manías que tuvo El Joven Sarriense o sea el colega local, como le llamaba siempre aquél, a fin de evitar el nombrarlo, por no dañar al profundo desprecio que ansiaba mostrarle.
Pero éste quería pasar los días de Carnaval en una finca suya de Medina del Campo, lejos del bullicio de la ciudad, como convenía a un hombre serio. Después de fiestas, le esperaba en su casa todas las mañanas. Y se alejó escoltado por sus solemnes acompañantes, después de estrechar la mano de Isidro con igual llaneza que si fuese un colega. Maltrana le siguió con una mirada de intensa simpatía.
Mi teoría añadió, está plenamente confirmada, y, como fisiólogo, tengo que declararme satisfecho; pero, como médico, quisiera ante todo curaros, y el estado en que he visto a ese infeliz no me inspira demasiadas esperanzas. ¡Vos le salvaréis, doctor! Por lo pronto, no me pertenece actualmente: se encuentra al servicio de un colega mío que le estudia con cierta curiosidad.
Pero, por fortuna, el empresario de pompas fúnebres hubo de ejercer su profesión en la persona de un senador, colega del coronel, a quien la pistola de éste mató en un lance de honor, y sea que temiese la rivalidad por consideraciones físicas, o bien que calculase con prudencia que el coronel podía procurarle clientes, ello fue que se retiró, dejando expedito el campo.
Ben Zayb tuvo inspiracion de profeta al sostener días pasados en su periódico que la instruccion era funesta, funestísima para las Islas Filipinas: ahora en vista de los acontecimientos de aquel viernes de las pasquinadas, cacareaba el escritor y cantaba su triunfo, dejando tamañito y confuso á su adversario Horatius, que se había atrevido á ridiculizarle en la seccion de Pirotecnia de la manera siguiente: De nuestro colega El Grito: «La instruccion es funesta, ¡funestísima para las Islas Filipinas!»
Verdad que bajo la mirada insistente de su colega Valero se apresuró a rectificar haciendo constar que el cocodrilo era todavía cachorro y no tenía más que una carrera de dientes. Siguieron buen trecho la margen sombría del Lora y lo atravesaron por un puente rústico en el sitio donde el conde lo había desangrado, por medio de una acequia, para dar movimiento a su molino.
Yo quería... comenzó Krilov; pero el otro le interrumpió de nuevo: Naturalmente, no hay que tener pelo de tonto en su oficio de ustedes, y, además, es preciso que en la fisonomía no haya nada de extraordinario que llame la atención. He visto a un colega de usted en extremo desfigurado, con un ojo de menos... ¡Vamos, vamos! exclamó Krilov . No tengo tiempo que perder. No me ha respondido usted aún.
Mi colega de Plany en Val me escribe que está encargado por uno de sus clientes de encontrar una joven de buena familia, de 22 a 26 años, bonita, seria, bien educada y perfecta dueña de su casa, que tenga tanto en dote como en esperanzas... ¡Oh! exclamé con indignación. ¿Qué hay? me preguntó el notario muy tranquilo. Acaso la palabra esperanzas... Es el término corriente.
Palabra del Dia
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