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Actualizado: 29 de junio de 2025


Pero este desdén orgulloso fué funesto en sumo grado para el poeta. Mientras que muchos poetas dramáticos medianos eran celebrados, en general, se le atendía muy poco, y su nombre, ó no se encuentra en los escritores coetáneos, ó sólo se cita de paso y á la ligera.

Pide un prólogo a Cañete, y este señor, que jamás se niega a tales cosas, dice al frente del libro en lenguaje castizo que hay en él composiciones muy lindas, y las cita; que el autor muestra por lo general mucha «elegancia, donaire y estro», y que el joven mosquito, si no se desgracia, llegará a ser un moscón insigne.

Muy frecuentes, pero casi siempre inútiles. Para que un penado se pueda escapar, es preciso que le recoja un navío. Tuvimos en otro tiempo la evasión de Rochefort con Olivier Pain, que se cita como una especie de leyenda.

D. Ignacio Pinuer, capitan graduado, y lengua general de la plaza y ciudad de Valdivia, me remitió una relacion jurada y circunstanciada de las noticias que tenia de personas que en ella cita, de existir á la orilla de la laguna Ranco, madre del rio Bueno, distante poco mas ó menos de cuarenta leguas de aquella plaza, y tres ó cuatro de la antigua desolada ciudad de Osorno, hácia el sur, dos poblaciones de españoles, cuyos causantes insinúa haber sido originados de la expresada ciudad, y que en el alzamiento general del siglo pasado en que destruyeron los indios siete ciudades, se mantuvo esta sitiada mucho tiempo de los bárbaros; pero que al fin consiguieron salir libres, y ocultarse en aquellas inmediaciones en donde se situaron, aprovechándose de las proporciones que ofrece el parage en que se hallan, resguardados de la misma laguna, y de un lodazal impenetrable; sin quedar mas que un estrecho camino que sirve de entrada y salida, de muy fácil defensa; á que han añadido fosos, y rebellines con puente levadizo, libres por esta industria de ser invadidos de los infieles comarcanos, sobre quienes parece que en la actualidad tienen adquirido dominio y subordinacion, concurriendo á las juntas á que los citan con la obligacion de guardar secreto de su permanencia en aquel oculto destino: que tienen murallas y casas de juncos, alguna artilleria y buenas armas.

Comprendió que todos habían interpretado lo mismo que él aquellas «ocupaciones». Eran ¡ay! cita de amor. «¡Tal vez con la Regentapensó el de Pernueces; y se prometió espiarlos. Don Álvaro Mesía, Paco Vegallana y Joaquín Orgaz salieron juntos. El Marquesito comprendió que a don Álvaro le estorbaba Orgaz. Oye, Joaquín, ahora que me acuerdo ¿no sabes lo que pasa? dirás.

El enamorado aprovecha estos momentos, en que se imagina que no lo observan, para declarar su amor á Julia; ésta desliza en su mano un anillo, y para la noche siguiente lo cita en el jardín.

Ah, ya me parecía... Y recogiendo hacia ella un silloncito romano, se sentó cruzada de piernas, el busto tendido adelante, con la cara sostenida en la mano. Sigan; ya escucho. Contaba a Durán dijo Ayestarain, que casos como el que le ha pasado a Vd. en su enfermedad, son raros, pero hay algunos. Un autor inglés, no recuerdo cual, cita uno. Solamente que es más feliz que el suyo.

El misionero completo, según entiende mi padre, debe en ocasiones apelar a estos medios heroicos; y como mi padre ha leído muchos romances e histonas, cita ejemplos en apoyo de su opinión.

¡Eh!, ¡eh! ¡Eduardito!... Detúvose un instante, miró y vino hacia . ¿Dónde va usted tan escapado, hombre de Dios? No lo , don Ceferino me respondió, posando sobre sus ojos vidriosos. ¡Tiene gracia! ¿Y se iba usted como si le faltase medio minuto para llegar a la cita? ¡Oh, si supiera usted, don Ceferino!... ¡Me están pasando unas cosas!... ¡Unas cosas!

Velázquez se quedó un instante á la puerta con su amante y al cabo también se despidió de ella hasta el día siguiente. Estaba cansado y tenía ganas atroces de dormir. Esto dijo, al menos, al separarse: la verdad era que deseaba acudir á la graciosa cita de su antigua novia. Cuando quedó solo se fué paso entre paso á la tienda de Crisanto á esperar la hora.

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