Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Y, sin embargo, después de escuchar tan grandes pensamientos, todavía D. Dionisio se obstinaba en escribir sonetos en la oficina. Todos en la casa experimentaban los efectos benéficos de las corrientes científicas que soplaban en el privilegiado cerebro del jefe de la familia. Pero la que los sentía más a menudo era Carlota por su buena pasta.

En la actitud de su novio adivinó en seguida lo que pasaba. Pues bien, señora, lo que tengo que manifestar a usted es que, lo mismo Carlota que yo, deseamos casarnos cuanto más antes. ¡No, no! ¡yo no! exclamó la joven encendida en rubor y echando a correr. D.ª Carolina se mostró sorprendidísima. ¡Pero eso es un escopetazo, Costa!

¡Cómo me late el corazón! exclamó llevándose la mano al pecho. ¡Adiós! ¡Buena suerte! A quien le latía hasta querer saltársele del pecho era al pobre Mario. No se atrevió a mirar a Carlota. Tampoco ésta volvió su rostro hacia él. Felizmente vino a sacarlos del apuro la bella Presentación. Entró seria, ceñuda y, sentándose cerca del balcón, exclamó con un suspiro: ¡Ea! ¡Ya estoy en funciones!

Pero no se atrevió a expresarlo sino de un modo indirecto y vago, y con las mejillas coloradas, a Carlota, que a su vez le respondió, ruborizada también, que «no se pensase todavía en aquelloPero ambos siguieron pensando, cada cual por su lado; de tal suerte, que si sus bocas estaban calladas, se lo decían a todas horas con los ojos.

¡Oh, si yo me atreviera! Hizo coraje algunos días: al fin se atrevió. ¡Cuánta duda, cuánta vacilación antes que las abrasadoras palabras saliesen de sus labios! Estaba D.ª Carolina subida encima de una silla sujetando un visillo del balcón. Carlota había salido en busca de tijeras.

Aunque la amenaza no espantó a la familia tanto como era de esperar, se convino, no obstante, en no servirle más que alimentos fosfatados. Sintió Carlota profundo pesar cuando su marido le notició la cesantía. Quedaron ambos larguísimo rato silenciosos y tristes. Algo sonaba también lúgubremente dentro del alma de ella, profetizando la muerte de su dicha. D.ª Carolina la recibió con tranquilidad.

¿Dices que mamá echaba la culpa de este paso a papá? profirió al cabo ella. , , no cabe duda. ¡La pobre mamá es tan bondadosa! ¡Si supieras qué trabajo le ha costado decírmelo!... Después de todo, no hay por qué quejarse; tu papá tiene razón. Carlota hizo una leve mueca de desdén y se fue a su cuarto.

Después de describir y pesar una por una las gracias de Carlota y colocarla sobre un rico pedestal de mármol ornado de bajos relieves de Fidias, por encima de todas las mujeres de este mundo, casi a la altura de la Niobé de Praxíteles, vino a soñar despierto, a pintar de un modo plástico la única dicha a que aspiraba uniéndose a ella... No soy hombre de grandes ambiciones, Adolfo, bien lo sabes.

¡Dios mío, qué pronto se ha concluido el mundo para !... ¡Quién había de pensar hace un instante que no os volvería a ver más! Decidme, mamá, Carlota, Mario, ¿he sido tan mala que merezca este horrible castigo? Calla, calla, Presentación decía suavemente su hermana. Es más el susto que el daño. Dentro de ocho días no tienes nada.

Al llegar Carlota adivinó a la primera mirada su disgusto. ¿Qué te ha pasado? Nada... he tenido una conversación algo seria con tu madre. Me ha dicho añadió sonriendo tristemente y tomándole las manos que tu papá no puede sostenerme más tiempo en su casa... Carlota se puso blanca como un papel. ¿Ha dicho eso de veras? ; a no me sorprende; creo que lleva razón.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando