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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Dos o tres grandes mechones de pelos de color gris verdoso caían a lo largo de sus sienes; un obscuro capuchón listado bajaba desde su cabeza a los hombros y le llegaba cerca de los codos. En una palabra, su fisonomía revelaba un carácter firme, tenaz, y poseía cierto aire indefinible, entre magnífico y triste, que inspiraba respeto y temor. ¿Es usted, Catalina? dijo Hullin muy sorprendido.
Bajó éste con el capuchón de reglamento. Al quitárselo y dejar al descubierto su hermosa cabeza blonda, D.ª Rafaela no pudo menos de recordar las estampas piadosas que representan a los primeros mártires del cristianismo en los calabozos de Roma. La luz, dando de lleno en aquella cabeza angelical, hacía resaltar como en apoteosis la delicadeza de sus facciones, la seráfica limpidez de su mirada, las tintas sonrosadas de sus mejillas.
Madó Antonia le había contado también este milagro, pero en versos mallorquines, en un sencillo romance que respiraba la cándida credulidad de los siglos aficionados a lo maravilloso. El santo, embarcado en su manto, ponía el bordón por mástil y el capuchón por vela. Un viento de Dios soplaba sobre la extraña nave, y en pocas horas, el siervo del Señor iba de Mallorca a Barcelona.
Los marineros, desnudos de medio cuerpo, con una bolsa sujeta en la cabeza, cayéndoles sobre la espalda como un inmenso capuchón, bajan a tierra, reciben en el espacio comprendido entre el cuello, el hombro y el brazo izquierdo, una cantidad increíble de astillas, las sujetan con una cuerda amarrada en la muñeca de la mano libre, y cediendo bajo el peso, trepan laboriosamente al vapor y arrojan su carga junto a las hornallas.
Aquellos celajes tan diáfanos, tan puros, no eran signos de la tempestad que él temía... Ya está usted obedecido le dijo , en todo y por todo. ¡Si viera usted qué bien me encuentro ahora! Siento hasta calor, y he cobrado fuerzas... Pero huelo a ron que apesto... Lo peor es que no puedo manejarme a mi gusto, porque estoy lo mismo que un bebé: en envolturas. Además, el capuchón por encima.
El aspecto, la voz, el enérgico desprecio de aquel reto sobrecogieron a Jacobo por un momento; recobrando, sin embargo, bien pronto su audacia, replicó lleno de rabia: ¡Que la presente si quiere!... ¿Dónde tiene las pruebas?... En su poder las tiene... Suficientes para alcanzar un divorcio: bastantes para hacer poner el capuchón... a cualquiera que lo merezca... ¡María!
¡Mil millones de truenos! decía el contramaestre hundiéndose el capuchón hasta los ojos , ¿qué infernal viento le ha empujado? ¿Dónde está? ¡Son las diez y aun no ha venido a bordo!
Detrás salieron unos encapuchados, antiguos payeses que se habían cubierto con el capote de ceremonia, un jaique pardo de lana burda con amplias mangas y apretado capuchón. Las mangas las llevaban sueltas, pero el capuchón iba bien abrochado bajo la barba, mostrando por la abertura sus rostros tostados de piratas. Eran los parientes de un payés que había muerto una semana antes.
Y esto diciendo, se echó el capuchón hacia atrás, y Príncipe vio el negro cabello y los atrevidos ojos de Catalina de Corlear. No quiera usted inquirir más. Yo soy el médico, y he aquí mi receta. Y señaló a Carolina que temblorosa y sollozando se acurrucaba en un ángulo del aposento. ¡Debo tomarla inmediatamente! Pero, ¿es que su madre ha dado ya el permiso?
Entre las sociedades europeas el pincel parece haber reinado siempre al lado de la espada y á la sombra del capuchon. Italia, España y Francia, los pueblos mas guerreros y mas exaltados ántes en el sentimiento religioso, han revelado su historia en los lienzos con singular energía. España es un país inmensamente rico en pinturas, porque ha tenido exuberancia de conquistadores y frailes.
Palabra del Dia
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