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Actualizado: 18 de junio de 2025
Le parecía que ya habían hablado bastante. Pero ellos no oyeron la señal de la torre que vigilaba. Petra fue la que dijo, para sí, desde la sombra del patio: ¡Las ocho menos cuarto! Y no llevan traza de callarse....
Sólo así me deja en el mío y no me obliga a pasar a otro menos cómodo... El hombre misterioso triunfa. ¡Cómo ha de ser!... Acabo de verlo, y para castigarle, no le he saludado... Y le negaré siempre el saludo, aunque él finge que no le importa. Eso le enseñará a callarse y a ser persona decente.
Como don Andrés ignoraba el concierto de Juanita con el tendero murciano, venció su repugnancia a dejar impunes ciertos delitos, y entre otras ofertas, hizo a Juanita la de dar los ocho mil reales para que no fuese acusado Antoñuelo. Ya no necesito el dinero, señor don Andrés dijo Juanita . Don Ramón ha recuperado lo que se le debía y ha prometido callarse.
El tío Manolillo ha ido esta tarde á mi casa, se ha encerrado conmigo ó yo me he encerrado con él, y de buenas á primeras, como hombre de ingenio y de experiencia, que sabe que todas las palabras que sobran en una conversación deben callarse, me ha dicho : ¿Conocéis á un hombre que quiera matar á otro? ¡Oh, oh! exclamó Montiño, abriendo desmesuradamente los ojos.
Las del tercero, que eran las amas o sobrinas del ecónomo de San Andrés, que allí vivía, se pusieron a bailar, y al poco rato hicieron lo propio de los del segundo de la derecha. En el principal y segundo de la casa de enfrente armose igual jaleo, y como los chicos alborotaban tanto en la calle, la gritería era espantosa y D. Evaristo y su amiga tuvieron que callarse, mirándose y riendo.
Las malas lenguas la acusarían de oponerse al puro egoísmo de un casamiento, por otra parte muy razonable para la huérfana, que era al mismo tiempo su protegida; de manera que la baronesa resolvió callarse y tener paciencia; puesto que de cualquier modo que fuese, la lectriz escapaba a sus garras, valía más, pues, por sensible que le fuese perderla, tomar su partido y darse siquiera el mérito, cubriendo las apariencias, de haber sido generosa hasta el fin... ¡Bueno! después de todo, ese estúpido matrimonio tenía su lado conveniente, puesto que libraba a la señora de Montauron per omnia sæcecula del terror de ver a su sobrino casado con esa muchacha en la ruina.
Tan distraído y preocupado iba que su compañero acabó por callarse, hasta que torció á la izquierda por el sendero de El Castañar, dejando á Roger en el ancho camino de Salisbury. Algunos pordioseros, un correo del rey, varios leñadores y otras personas que encontró en su camino le indicaron la proximidad del poblado.
Si usted se obstina en callarse, creeré que la causante de toda esta tragedia es usted y nada más que usted». Fortunata se volvió hacia ella. Su palidez era como la de un muerto. «Vamos a ver añadió la de Jáuregui manoteando . Si mi sobrino me vuelve a preguntar si ha entrado usted, ¿qué le digo?».
Lo he oído decir.» Su cuñado se indignaba. ¿Dónde lo había oído decir? ¿Quién le daba tales noticias?... Y para desahogar su mal humor, prorrumpía en imprecaciones contra el espionaje enemigo, contra la incuria de la policía, que toleraba la permanencia de tantos alemanes ocultos en París. Pero de pronto tenía que callarse, al pensar en su propia conducta.
Mas, lejos de callarse, lejos de aludir a su desengaño, insistía tanto en las manifestaciones de un afecto a la par ingenuo y ardiente, que el juez no podía dudar de su sinceridad. Por otra parte, ¿era en realidad increíble aquel amor de una joven de veinte años por un hombre de más de cuarenta?
Palabra del Dia
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