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Actualizado: 29 de mayo de 2025


Pero os traeré mi sillita con unos retazos de tela colorada y otros chiches para que pueda jugar con ellos. Se sentará y les hablará como si estuvieran vivos. ¡Ah! si no fuera un pecado querer ver los hijos de otro modo que como son que Dios los bendiga , hubiera deseado que uno de ellos fuera mujer; y decir que hubiera podido enseñarle a zurcir, a remendar, a tejer y muchas otras cosas.

Oyó esto el valeroso don Quijote, y dijo: -Pues esto así es, yo quedo libre y suelto de mi promesa: cásense en hora buena, y, pues Dios Nuestro Señor se la dio, San Pedro se la bendiga.

31 E hizo él también guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga tu alma. Yo le bendije, y será bendito. 34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo a su padre: Bendíceme también a , padre mío. 35 Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición.

Durante el trayecto hasta el North Fork, no cambiamos una sola palabra; la diligencia paró en el Hotel de la Paz. El juez, tomando la delantera, nos acompañó hasta la sala común y ocupamos gravemente nuestros puestos junto a la mesa. ¿Están llenas sus copas, señores? dijo solemnemente el juez quitándose su blanco sombrero. , señor. Entonces, a la salud de Magdalena. Que Dios la bendiga.

Una risa entre picaresca y celestial alegraba tan linda obra de la naturaleza. Nucha le plantó un beso en cada carrillo. ¡Qué monada! ¡Dios lo bendiga! ¿Cómo te llamas, pequeño? Perucho contestó el pilluelo con sumo desenfado. ¡El nombre de mi marido! exclamó la señorita con viveza . ¿Apostemos a que es su ahijado? ¿Eh?

Mi padre se esforzó toda la vida en hacerme menos terrible esta pérdida. ¡Dios le bendiga por ello! Pero el amor de una madre es insustituible, no tanto por lo vivo y profundo, sino por lo que tiene de femenino. El hombre necesita en todos los momentos de su vida del amor de la mujer; primero de la madre, luego de la esposa, más tarde de la hija.

Viajero, si algún día escalas las montañas de Asturias y tropiezas con la tumba del poeta, deja sobre ella una rama de madreselva. Así Dios te bendiga y guíe tus pasos con felicidad por el principado. Y vosotras, sagradas musas, vosotras á quien rendí toda la vida culto fervoroso y desinteresado, asistidme una vez más.

Para que la bendiga es necesario que nos hagamos dignos de celebrarla, dejando para siempre el modo frívolo y mundano que tenemos de querernos por otro más elevado y espiritual, cesando por completo en ciertas expansiones terrenales a que nuestro gran amor nos impulsa, y preparándonos durante algunos meses, por lo menos, con una vida virtuosa y devota, haciendo algunos sacrificios y obras de caridad, y pidiendo a Dios constantemente que ilumine nuestro espíritu y nos fuerzas para cumplir los deberes que el nuevo estado nos impone.

Mas ¿qué quieres, Elisa, que te diga, si, aunque de mente inquieta, no soy, por mi desgracia, hermosa amiga, soltero ni poeta? Me sentía morir, y quise verla, darle mi maldicion; y... vino... y sus ojos, y... le dije... «¡Que te bendiga Dios!» «¡La amoyo me decia loco, embriagado en su recuerdo hermoso, y «¡la amorepetia. ¿Dónde se fué el ensueño venturoso que en su amor me forjé?

Dios las bendiga... Como en el día de año nuevo se cambian los votos más estrafalarios, nada se opone a que desee a estas señoras un pronto éxito. 8 de enero. Estaba hace ocho días deleitándome en el análisis de las cartas recibidas y encontrando que los hombres tienen a veces buenas razones para no casarse, cuando esta mañana recibí con gran satisfacción esta esquela de Genoveva: *

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