Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
Acudió el propio Frasquito con el socorro del agua, y D. Romualdo, en cuanto la señora bebió y se repuso de su emoción, dijo al desmedrado caballero: «Si no me equivoco, tengo el honor de hablar con D. Francisco Ponte Delgado... natural de Algeciras... Por muchos años. ¿Es usted primo en tercer grado de Rafael Antrines, de cuyo fallecimiento tendrá noticia?
14 Y será, que cuando anublare sobre la tierra, entonces mi arco aparecerá en las nubes. 16 Y estará el arco en las nubes, y lo veré para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y toda alma viviente, con toda carne que está sobre la tierra. 21 y bebió del vino, y se embriagó, y se descubrió en medio de su tienda.
Entráronse todos por ella, subieron la estrecha y antigua escalera, y en una sala no muy espaciosa hallaron la mesa puesta. Sentáronse presto y dio comienzo el festín. Estaban bien apretados, porque eran más de veinte los comensales, casi todos clérigos, y la mesa no daba comodidad para más de doce o catorce. Se comió y bebió gallardamente.
¡Ya lo creo que lo has bebío? exclamó la ruda morena con gesto de triunfo.
Don Rosendo llamó a don Rudesindo en su auxilio. Entro los dos trataron de disuadirle con poderosas razones. La más poderosa de todas fué una nueva botella de vino de Rueda. Después de haberla introducido en el cuerpo, los sentimientos patrióticos de Folgueras se debilitaron visiblemente. Acto continuo pidió otra botella, la bebió, vomitó, y se durmió.
Asistió a grandes comilonas, con detrimento de su estómago, bebió champagne, fumó cigarros y rompió botellas. En aquellas reuniones la dignidad quedaba en el guardarropa. No obstante, los recién llegados de provincias, los extranjeros perdidos en París o los hijos de familia escapados de la tutela paternal, admiraban los nobles modales y la apostura aristocrática de aquel gentilhombre averiado.
Estas exclamaciones le hicieron volver en sí. Se hizo dar agua, de la cual bebió ávidamente dos grandes tragos, se humedeció la frente y las sienes con el resto, e hizo señas a la ama de llaves para que se alejara. Y entonces, después de haber echado el cerrojo a la puerta, recogió la carta y se puso a leer con voz ahogada y temblorosa: *
El oficial bebió, y fijando los ojos en la imagen de doña Elvira, prosiguió con una exaltación creciente: ¡Miradla!... ¡miradla!... ¿No veis esos cambiantes rojos de sus carnes mórbidas y transparentes?... ¿No parece que por debajo de esa ligera epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz de color de rosa?... ¿Queréis más vida?... ¿Queréis más realidad?...
Comió y bebió el ermitaño con tan buen humor como el dia ántes; y dirigiéndose luego al criado viejo que no quitaba la vista de uno y otro porque no hurtaran nada, y que les daba priesa para que se fuesen, le dió las dos monedas de oro que habia recibido aquella mañana, y agradeciéndole su cortesía, añadió: Ruégoos que me permitais hablar con vuestro amo.
Estas reían y le señalaban con gesto despectivo a los demás hombres, que reían también... ¡Ah, España! ¡País de desilusiones, donde todo era pura leyenda, hasta el coraje de los héroes!... Gallardo bebió más y más. Las mujeres, que antes se lo disputaban, asediándolo con sus caricias, volvíanle la espalda, cayendo en brazos de los otros hombres.
Palabra del Dia
Otros Mirando