Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de mayo de 2025
Ferragut había reído muchas veces de la virtud de su segundo, que se paseaba encogida y soñolienta por una gran parte del planeta, sin permitirse distracción alguna, para despertar con una tensión arrolladora siempre que los azares de la carrera le llevaban á vivir unos días en su casa de la Marina.
Don Fernando temblaba: sus gafas azules empañábanse turbando la visión de sus ojos. La fría impasibilidad que le había acompañado en los azares de su vida, derretíase ante aquel pequeño cadáver, ligero como una pluma, que acostaba en el lecho de su miseria.
Tales eran, y son aún, las prácticas de la guerra. No es menos feroz la ávida especulación. Cuando por una compra, ó por los azares de herencia ó de conquista, un hombre adinerado llega á ser el propietario de uno de esos bosques, ¡desgraciados de aquellos cuya suerte dependa de su benevolencia ó de su capricho!
Si don Carlos lo cogió... Hombre, no tengas cuidado. ¡Paciencia! Mañana será otro día. Yo, con ese temor, me he guardado muy bien de traer el dominó, cuyas señas le daba en la carta. Hiciste muy bien. Perfectísimamente repetí yo para mí, y salimos riendo de los azares de la vida. Bajamos atropellando un rimero de criados y capas tendidos aquí y allí por la escalera.
Y el vehículo salió del camino, hundiendo sus ruedas en la tierra removida, teniendo que hacer grandes rodeos para evitar los sepulcros esparcidos caprichosamente por los azares del combate. Casi todos los campos estaban arados. El trabajo del hombre se extendía de tumba en tumba, haciéndose más visible así como la mañana iba repeliendo su envoltura de nieblas.
Era la caza tal como se desarrolla en el feroz misterio del mar, la carrera de la muerte, la destrucción precedida de angustias y azares emocionantes. El pobre crustáceo, adivinando el peligro, nadaba hacia las rocas, para guarecerse en la grieta más próxima. Un pulpo salió tras de él, mientras los otros continuaban su digestión. ¡Se escapa!... ¡se escapa! gritó Freya, palpitando de interés.
Dormían y respeté su sueño. Al bajar, encontré a Sáenz, con quien me indemnicé. Me arregló mis zamarros y unas espuelas oregonas de media vara que me había regalado él mismo, me envuelvo bien en mi ruana, y apretando por última vez la mano a aquel amigo, que sabe el cielo si lo volveré a encontrar en los azares de la vida, nos pusimos en marcha. Eran las seis y media de la mañana.
Así llegaban hasta la Mancha o Extremadura; y si los azares de la mala suerte les imponían el marchar a pie, buscaban refugio en las viviendas de los campesinos, gente crédula y risueña, que se extrañaba de sus pocos años, de su atrevimiento y su charla embustera, tomándolos por verdaderos lidiadores.
Lucha terrible, lucha penosa, lucha llena de azares y peligros, mas por lo mismo tanto mas digna de ser ansiada por las almas generosas. En vano se intenta en nuestro siglo proclamar la omnipotencia de las pasiones, y lo irresistible de su fuerza para triunfar de la razon; el alma humana, sublime destello de la divinidad, no ha sido abandonada por su Hacedor.
Carlos Holguín, durante su permanencia en España, donde no son mancos, ha asombrado a los más fuertes espadas del Veloz... No he podido menos de sonreír al encontrar, en el admirable estudio del señor Camacho Roldán, uno de los hombres más sabios y distinguidos de Colombia, sobre el poeta Gutiérrez González, este característico comentario a los versos sobre el tresillo que he transcrito en primer término: «La exposición de la partida es tan clara y la explicación de los azares que determinaron la pérdida de ella tan completa, que cualquier aficionado, sin ser un Miguel Ángel en ese arte divino, puede comprender en el acto que se perdió de puesta en la que el pie, que indudablemente tenía caballo y siete de copas, hizo las cuatro bazas, y el mano el fallo del rey, habiendo sido atravesado el hombre» .
Palabra del Dia
Otros Mirando