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Pero llegó el día en que ni aún el sueño pudo ahuyentar mis sufrimientos; y lo más extraño del caso era que, a medida que soñaba las cosas más fantásticas y hermosas, más agudos eran los dolores que me torturaban. Se comprenderá, por lo tanto, que entonces quise huir del sueño, apurando fuertes dosis de café: y esperaba yo la muerte como una ansiada liberación.

Remolón era el buen señor, y transcurrió otro mes sin que entrase por las puertas la ansiada libranza. Áspera y recelosa D.ª Laura, invitó a Isidora a trabajar con espaciosos argumentos. ¿No tenía manos? ¿No sabía coser? ¿No trabajaban como negras aquellas dos señoritas decentes, Emilia y Leonor? Isidora era hábil en la costura y en prepararla, pero no sabía manejar la máquina.

El resto de la noche lo pasamos Antonio y yo sin proferir palabra, en sendas butacas de su alcoba, fumando cigarrillos y embargadas nuestras mentes con mil conjeturas, hasta que por la abierta ventana vimos desvanecerse las estrellas y dibujarse en el cielo la claridad de la ansiada aurora.

Después de sufrir Schack los exámenes jurídicos necesarios para actuar como abogado, ejerció esta carrera en Prusia, en los tribunales de Berlín. En el año de 1839 tuvo la fortuna, ansiada por él con extremo, de renunciar al manejo de los autos, que tan odioso le era, y satisfacer sus deseos vehementes de recorrer el mundo.

En tan apurada como crítica situación y antes de que llegara la ansiada Comisión civil americana, se le ocurre al General Otis, gobernador militar de las fuerzas americanas, llevar á efecto dos actos á cual más impolíticos. ¿Cómo y porqué conspiraba el Sr.

Y si la ansiada moneda pasara de las manos que con otras muchas la poseían, a las suyas, no se notaría ninguna alteración sensible en la distribución de la riqueza, y todo seguiría lo mismo: los ricos, ricos; pobre ella, y pobres los demás de su condición.

éste, con distinta suerte, tiene el hielo caprichoso, el silencio de lo inerte, el misterio del reposo, la majestad de la muerte. Pero si el sol su semblante, rasgando la niebla oscura, muestra en el cenit radiante, su luz parece más pura, su calor más penetrante. Así, cuando el alma ahogada, en misma retirada, gime, presa del dolor, la dicha ménos ansiada parece mucho mayor. ¡Dolor!

Los estudios de los filósofos y de los teólogos utopistas retrospectivos la enseñanza en las escuelas, la predicación en los púlpitos, todo estaba orientado sobre la ansiada vuelta al pasado glorioso, o santo, o dichoso. La sabiduría era una fórmula verbal salida del pasado y del misterio.

Hacía la pregunta ávidamente; se incorporaba para mirar más allá de la borda. Al esparcir su vista por la inmensidad, esperaba encontrar en el horizonte el negro perfil de la tierra ansiada. ¿Tardaremos dos días? siguió preguntando. Más, un poquito más dijo Maltrana suavemente para engañar su impaciencia. ¿Como cuántos más? continuó con tenacidad el enfermo.

Nacidos en la clase más humilde, habían luchado solos en edad temprana por salir de la ignorancia y de la pobreza, viéndose a punto de sucumbir diferentes veces; mas tanto pudo en ellos el impulso de una voluntad heroica, que al fin llegaron jadeantes a la ansiada orilla, dejando atrás las turbias olas en que se agita en constante estado de naufragio el grosero vulgo.