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Nadie nota una mancha mas en un cristal muy sucio; pero en otro muy limpio y brillante, se presenta desde luego á los ojos el mas pequeño lunar. Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros. Cuando tratamos de ejecutar alguna cosa, las pasiones son á veces un auxiliar excelente; mas para prepararla en nuestro entendimiento, son consejeros muy peligrosos.

Al volver, a la condesa le di cuenta de mi aventura, tratando de prepararla para la fatal noticia que iba a recibir sin duda al día siguiente.

Anunciáronle, entonces, la visita del párroco, y ella bajó algún tanto extrañada, porque era la hora intempestiva por todos conceptos. El buen señor había leído en los periódicos la terrible catástrofe, y corrió desolado a casa de la infeliz madre para prepararla poco a poco, antes que algún indiscreto le diera la noticia de un golpe.

Enviose a llamar acto continuo al confesor de doña Gertrudis, y María se encargó de prepararla. ¡Caso raro! Doña Gertrudis, que durante su vida había pedido infinitas veces que le trajesen un confesor, sintiose sobrecogida, llena de espanto, cuando su hija le manifestó que debía disponerse.

Remolón era el buen señor, y transcurrió otro mes sin que entrase por las puertas la ansiada libranza. Áspera y recelosa D.ª Laura, invitó a Isidora a trabajar con espaciosos argumentos. ¿No tenía manos? ¿No sabía coser? ¿No trabajaban como negras aquellas dos señoritas decentes, Emilia y Leonor? Isidora era hábil en la costura y en prepararla, pero no sabía manejar la máquina.

Espera un momento dijo él indicando con el dedo una de las puertas más próximas, voy a decirle una palabra para prepararla; de lo contrario, podría hacerle daño la alegría. Un instante después, me encontré sola en un largo corredor obscuro, de bóveda elevada.

Ni que fuéramos chiquillas, para ir con el cuento y comprometerle a usted...». Pero una de aquellas señoras creía que era pecado mortal no indicar algo a doña Lupe, porque esta al fin lo tenía que saber, y más valía prepararla para tan tremendo golpe. ¡Pobre señora! Era un dolor verla con aquella tranquilidad, tan ajena a la deshonra que la amenazaba.