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Actualizado: 7 de junio de 2025
Es mi deber... y me parece que será un deber muy dulce. ¿Y si él deja de amarte? No importa: seguiré amándole yo. Es mi deber. ¿Y si te engaña? ¡Ah! me moriré. Pero, a pesar de todo, no dejaré de amarle. Hemos perdido tres bazas gritó mi compañero. Estoy fallo a copas; lo indico claramente, y ni una sola vez lo ha tenido usted en cuenta. ¿Y qué importa?
Diéronme dos o tres explicaciones sobre «triunfos» y «sin triunfos», «arrastres» y «descartes», «bazas» y «honores», «tricks» y «schelems», en fin, sobre mil cosas extrañas, para mí tan difíciles como si me expusieran, en japonés, teoremas de mecánica celeste... Llegué a acobardarme. Pero mi amigo y compañero de club Joaquín Villalba, me estimuló de nuevo, dándome preciosos datos.
Y se arrojó sobre los penados, sobre el sargento y sobro la brea, Tragomer y Jacobo estaban fuera. ¡Apuntémonos dos bazas! dijo Cristián en un acceso de alegría. Ahora no tenemos tantas probabilidades en contra nuestra. Es preciso llegar á la playa para escondernos y esperar la chalupa para llegar á bordo. Volvieron la espalda al muelle y á la población y se dirigieron hacia el mar.
Carlos Holguín, durante su permanencia en España, donde no son mancos, ha asombrado a los más fuertes espadas del Veloz... No he podido menos de sonreír al encontrar, en el admirable estudio del señor Camacho Roldán, uno de los hombres más sabios y distinguidos de Colombia, sobre el poeta Gutiérrez González, este característico comentario a los versos sobre el tresillo que he transcrito en primer término: «La exposición de la partida es tan clara y la explicación de los azares que determinaron la pérdida de ella tan completa, que cualquier aficionado, sin ser un Miguel Ángel en ese arte divino, puede comprender en el acto que se perdió de puesta en la que el pie, que indudablemente tenía caballo y siete de copas, hizo las cuatro bazas, y el mano el fallo del rey, habiendo sido atravesado el hombre» .
En seguida vinieron las partidas de los naipes con la mala suerte tradicional de la tía Kimble para hacer parejas; después la irascibilidad del tío Kimble a propósito del «trick» en el «whist». Cuando no estaba de su parte, no se lo explicaba sin hacer una inspección general de todas las bazas para asegurarse de que habían sido hechas de acuerdo con los verdaderos principios.
Aquella noche, en el Club Inglés, jugando a la baraja con otras personas importantes, su excelencia dijo entre dos bazas: Tengo en mi departamento un empleado a quien le gustan las negras. Pásmense ustedes. ¡Un simple escribiente!
Palabra del Dia
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