Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


Contemplaba la gente el paisaje con la avidez de un descubridor que tras larga navegación alcanza una tierra desconocida, admirando la frondosidad de los bosques tropicales, la forma original de las montañas, todas ellas de bizarros contornos.

Más allá marcábanse en el horizonte las alas blancas de una goleta que venía hacia Palma lentamente, como una gaviota fatigada. Entró madó Antonia, dejando sobre la mesa un tazón humeante de café con leche y una gran rebanada de pan cubierta de manteca. Jaime atacó el desayuno con avidez, y al mascar el pan hizo un gesto de desagrado.

Ahora, apartad los ojos de cuanto os rodea: y mirad al frente, con fuerza, con avidez, para grabar esa visión y poder evocarla en lo futuro. La mañana, clara y luminosa, nos ha sido propicia y el sol, elevándose soberano en un cielo sin nubes, derrama sus capas de oro sobre la región de los que en otro tiempo lo adoraron.

Eva estaba caída entre los árboles, con sus ropas en desorden, y Adán sobre ella, con un gesto de locura sexual, la cogía los brazos para dominarla, y pegaba la boca a su pecho con tal avidez, que lo mismo podía besar que morder. El Tato sentíase orgulloso ante la sorpresa de su tío. ¡Eh!, ¿qué tal? Eso lo he descubierto rodando por la iglesia.

Y ella balbució con su vocecilla de plata: Carmen.... ¿Y tu mamá?... Mamá.... ¿Y tu papá?... Padrino.... ¿De dónde vienes? De allí y señaló con un dedito torneado, del lado del jardín. ¡Claro, como las flores! dijo Rita encantada de la docilidad graciosa de la niña. Rita deletreaba las facciones de la pequeña con avidez, como quien busca la solución de un enigma.

¿Es guapa? preguntó el muchacho con avidez. Guapísima repuso Caragòl . ¡Y unos olores!... ¡y un ruido de ropas finas!... Telémaco se estremeció con una sensación contradictoria de orgullo y de envidia. Admiró á su padre una vez más, pero esta admiración sólo duró breves instantes. Una nueva idea se apoderó de él, mientras el cocinero seguía hablando. No vendrá por ahora.

Eran dragones que llegaban para extremar la persecución. Pero sus caballos estaban fatigados; únicamente la fiebre de la victoria, que parecía transmitirse de los hombres á las bestias, sostenía su trote forzado y doloroso. Uno de estos jinetes se detuvo junto á la entrada del parque. El caballo devoró con avidez unos hierbajos, mientras el hombre permanecía encogido en la silla como si durmiese.

La riña, pues, se traba por brillar, por la gloria del vencimiento, por amor a la reputación. Ancho círculo se forma en torno de los combatientes, y los ojos siguen con pasión y avidez el centelleo de los puñales que no cesan de agitarse un momento. Cuando la sangre corre a torrentes, los espectadores se creen obligados en conciencia a separarlos.

Hacia la parte opuesta, veíase una alcoba profunda cubierta de almohadas, para saborear la languidez que sucede a los baños. Pero no era la ancha pila cavada en el centro de la estancia y revestida de mármol, ni los cristales en forma de estrellas, ni los almadraques de terciopelo y de brocado lo que el mancebo observó con avidez sino la desnuda belleza de una joven sumergida en el agua.

Se puso al corriente con avidez de las últimas ideas en filosofía, en historia, en ciencias naturales; alternó, discutió con los hombres más eminentes de España. Y tuvo la satisfacción de observar que allá en sus soledades de Peñascosa, meditando sobre los libros antiguos, había llegado a los mismos resultados que los filósofos modernos.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando