Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de mayo de 2025


Comenzaba á clarear el día cuando despertó el doctor Aresti, sintiéndose empujado en un hombro. Lo primero que vió fué el rostro de manzana seca, verdoso y arrugado de Kataliñ, su ama de llaves, y los dos cuernos del pañuelo que llevaba la vieja arrollado á las sienes. Don Luis... despierte. Muerto hay en el camino de Ortuella. El jues que vaya.

Estaban cerca de la puerta, cuando Aresti se detuvo para protestar de nuevo contra su tierra. Además, me indignaba la tristeza de este país. Cuando Bilbao era una villa comercial y de obscura vida, tengo la certeza de que la gente se divertía mejor. Ahora, con la riqueza, es un convento. En el mundo todos se alegran cuando la fortuna les entra por las puertas.

Es una visita corta: el pobre, según parece, está desahuciado de todos. ¿Qué te cuesta darlas gusto?... En su mirada y su acento había tal tono de súplica, que Aresti aceptó mudamente, adivinando que con ello aliviaba de un gran peso á su poderoso primo. Aquel hombre envidiado por todos, el «hijo favorito de la fortuna», como él lo llamaba, tenía sus disgustos dentro del hogar.

Llegó el momento de que Aresti, á los catorce años, escogiera una carrera y el viejo consultó su voluntad. A ver ¿qué quería ser? ¡con franqueza! Allí estaba el tío Juan con la bolsa abierta para costearle la carrera que más le gustase... aunque quisiera ser Sumo Pontífice. Marino no: ya había bastante con uno en la familia. ¿Médico? ¿quería ser médico?

Don Luis, un momento... Era el Barbas, que había abandonado su inmovilidad de fakir para detener al doctor. ¿Qué hay, compañero? Usted, que es bueno, quiero que se entere, ya que sube por aquí, de lo que hacen esos ladrones. Y le mostraba con gesto trágico su casucha. Como Aresti no parecía comprenderse, el Barbas le mostró la parte superior de su barraca falta de techumbre.

Al fijarse Urquiola en el libro que asomaba á un bolsillo del millonario, habló del mérito de la obra. ¿Le gusta á usted, tío? ¿Verdad que es muy profunda? Pues el segundo tomo todavía es mejor. Y antes de que el tío pudiera contestar, Urquiola se dirigió á Aresti, como si sólo por él hubiese hablado del libro.

Y nada de peticiones ordenadas ni de aumentos de jornal, ni de limosnas. ¡Fuera los cataplasmeros! A cada cual lo que le corresponde, y al que se oponga, ¡dinamita... roño! ¡dinamita! Aresti se alejó para que no le viese aquel energúmeno, que parecía enardecido por la sangre de la reciente lucha.

A un lado extendía su corriente el río Urola, pasando bajo un puente metálico: al otro se alzaba una gran casa con soportales, de aspecto lujoso, en la que estaba el hotel para los ricos que llegaban á hacer ejercicios espirituales y no podían pernoctar en el monasterio. Aresti entró en la iglesia: una rotonda de clara luz, cubierta de mármoles de vivos coloresAh, el templo risueño y bonito!

Aresti sonreía ante la solicitud de acólito respetuoso con que mimaba á Sánchez Morueta, adivinando sus antojos de enfermo; la rapidez con que le ofrecía una cerilla, apenas se apagaba entre sus débiles dedos el cigarro con que le había alegrado poco antes. Doña Cristina miraba al joven, que parecía indeciso, no sabiendo cómo iniciar la realización de algo que había prometido.

Eso sólo puede decirse á la salida de Deusto. ¡Suprimir el progreso porque trae algunas complicaciones!... Y aquel hombre siempre silencioso, habló lentamente, pero con gran energía. Era un admirador religioso del capital. Aresti conocía su entusiasmo frío y firme por el dinero, que, puesto en movimiento por los descubrimientos industriales, había revolucionado el mundo.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando