Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de julio de 2025


Don Carlos de Atienza compartió la alegría de su mujer, y recordando que debía una especie de satisfacción al Comendador, el cual se había creído aludido cuando le oyó leer el idilio contra el viejo rabadán, compuso otro idilio en defensa de un rabadán no tan viejo y en alabanza del amor de los rabadanes.

Siempre que Arturo hacía algunas frases pomposas e irónicamente elevadas por el estilo las terminaba exclamando: ¿Qué tal? ¿Me explico? ¿Entiendo o no entiendo la metafísica de amor? El Conde reprimía su disgusto: no se daba por aludido cuando podía, y si decía alguna palabra era con gravedad, sin seguir la broma.

Los milagros que doña Paula había hecho correr entre las masas impresionables e iliteratas no son para dichos. El mismo señor Obispo, en su último sermón a las beatas pobres y clase de tropa, criadas de servicio, etc., etc., había aludido al triunfo de aquel hijo predilecto de la Iglesia.... No habrá más remedio que agachar la cabeza y dejar pasar el temporal decía Foja.

Saleta, no tanto! Sólo gano doscientos tantos. Faltan trescientos para desquitarme de lo que he perdido ayer manifestó el aludido, que era un joven de fisonomía abierta y simpática. ¿Y por qué no han llamado ustedes a Manín? preguntó el conde dirigiendo una mirada risueña al célebre mayordomo, que, con su calzón corto, zapatos claveteados y chaqueta de bayeta verde, dormitaba en una butaca.

Conque se dispusieron convenientemente dos o tres veladores lo más lejos que se pudo de los reverberos del billar que apestaban a petróleo; se pidió perdón a Nieves porque no olieran a cosa mejor, y se sentaron todos «en dulce amor y compaña», devorando a Nieves con los ojos los dos abogadillos; no sabiendo Leto Pérez dónde fijar los suyos con entera seguridad de no ser aludido por nadie, para evitarse la angustia de hablar delante de tan señalados huéspedes, y muy arrepentido el fiscal de haber puesto motes a aquel señor que, aunque tuerto, le parecía una excelente persona y era padre de la chica más guapa que había visto él de cerca en todos los días de su vida.

Al llegar á la estación supo la verdad; se enteró del suceso al que había aludido el comerciante mientras iban en el bote. ¡Era la guerra!... Italia había roto sus relaciones el día anterior con los Imperios centrales. Ulises se sintió agitado por la inquietud al recordar lo que había hecho en pleno Mediterráneo.

Bernáldez, que alojó en su casa al aludido, contaba: «vino el Almirante en Castilla en el mes de Junio de 1496 vestido de unas ropas de color de hábito de San Francisco de la observancia e en la hechura poco menos que de hábito y con cordón de San Francisco por devoción». Las palabras del P. Las Casas, no son menos claras: «y él, porque era muy devoto de San Francisco, vistióse de pardo, y yo le vide en Sevilla al tiempo que llegó de acá vestido cuasi como fraile de San Francisco».

Más arriba he aludido a un documento curioso y útil que Escobar dejó entre sus papeles póstumos: es un léxico completo de todas las voces y términos de que se servía Belarmino, acompañados de la acepción en que él los usaba. Yo he entresacado, para mayor comodidad, aquellos que el lector ha oído ya a Belarmino, los cuales van como apéndice del presente volumen.

¡Bah, bah! refunfuñó el aludido revolviéndose un poco , no me rompas la cabeza. puedes jacer lo que te acomode, que yo bien lo que me hice. ¡Jinojo! replicó don Sabas , es que el miramiento ése fue tal, que si no topo ahora mesmo con Neluco, se pasa el santo día sin que yo me entere de lo que a ti te pasó anoche.

Á eso vine á la feria, Antón...; y si no, que diga tío Juan si me pongo en lo justo. Lo que toca á dice el aludido, que durante la escena referida se ocupaba en hacer rayitas en el polvo con el palo, lo que toca á , no me gusta meterme en la hacienda del vecino, que cada uno puede estimarla en aquello que, pongo por caso, le acomoda.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando