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Quizás era esa severidad misma con que reprimía todo abandono lo que Nancy consideraba en su corazón como un pesar culpable, lo que le impedía el mismo principio que era su ley moral. «Es muy diferente... es mucho más duro para un hombre el sentir ese disgusto; una mujer puede siempre ser feliz sacrificándose a su marido; pero un hombre necesita algo que lo haga llevar sus miradas al porvenir; porque, estar sentado junto al hogar es mucho más triste para él que para una mujerSiempre que Nancy llevaba a este punto sus reflexiones esforzándose con simpatía preconcebida por ver todas las cosas como las veía Godfrey , siempre se entregaba a un nuevo examen de conciencia. ¿Había hecho realmente todo lo que estaba en su poder para mitigarle aquella privación a Godfrey?

Por ti me privaría yo de hablar con todas las mujeres de este mundo... ¡y , en cambio, no puedes pasarte sin las guasas de ese tío! Soledad, que reprimía á duras penas la impaciencia, exclamó: ¡Ea, basta ya! Hago lo que se me antoja.

Soledad no sólo no reprimía la expresión de su simpatía, sino que afectaba demostrarla con testimonios más visibles. Antonio, observando su frescura, dióse á entender que Velázquez estaba por completo esclavizado y aguantaría todo lo que le echasen encima.

De vez en cuando brillaban sus ojos con siniestro fulgor, como si el alma del anciano fuera presa de un incendio, que se manifestara solo de tarde en tarde por una rápida explosión de cólera y momentánea llamarada. Esto lo reprimía el médico tan pronto como le era posible, y trataba entonces de parecer tan tranquilo como si nada hubiera sucedido.

Si la recompensa del amor es el odio, si la vida infeliz y débil de aquella criatura de amor a la cual se debían prodigar los más solícitos y tiernos cuidados había sido destruida precisamente por quien conocía la benignidad de su corazón, nada había en el mundo, nada más que el mal... Pero Roberto Vérod reprimía estas palabras.

Su furia era espresamente dedicada para su adversaria, para aquella indigna mujer que le habia arrebatado lo que mas adoraba en la tierra. Y gracias que la timidez de abandonar del todo el amor de su marido, la reprimia en parte.

Siempre que Arturo hacía algunas frases pomposas e irónicamente elevadas por el estilo las terminaba exclamando: ¿Qué tal? ¿Me explico? ¿Entiendo o no entiendo la metafísica de amor? El Conde reprimía su disgusto: no se daba por aludido cuando podía, y si decía alguna palabra era con gravedad, sin seguir la broma.

Así, por ejemplo, mientras ella no cesaba de verter lágrimas y lamentarse y hasta llegar á veces á la desesperación por la ausencia de su hija adoptiva, el tío Goro mostraba un semblante profundo y tranquilo y reprimía con dulzura y severidad á la par los ímpetus de su esposa. ¡Pero mujer, repara que Demetria se está destruyendo!

Las señoras decían, medio en broma, medio en serio, que aquello no se podía sufrir. D.ª Feliciana odiaba á D.ª Faustina con todo su corazón, pero se reprimía. Después que el orden se hubo restablecido, Carmen se puso á charlar como una cotorra con Paco Ruiz. Los chistes del jugador la hacían desternillarse de risa, hasta el punto de que algunas veces le mandaba callar, porque le dolía el pecho.