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Retiróla ésta prontamente, al sentir el contacto de los ardientes labios de Roger y salió presurosa de la habitación, dejando en manos del atónito y alborozado escudero el velo blanco que en vano había solicitado Froilán de Roda como preciadísima presea.

Rióse este al verla, y extendiendo la mano prontamente, cogióla por el papel; la mosca echó a volar dejando su molesto apéndice en manos del niño, y la pobre criatura, alborozada con la presa, púsose a leer el contenido de la misiva... Mas su gozo desapareció de repente, tornándose lívido al descifrarla, dando una media vuelta en el asiento cual si le hubiesen aplicado un hierro candente, fijando una mirada de odio feroz, de rabia pronta a desbordarse en el inofensivo Tapón, que muy alborozado, lanzaba al aire en aquel momento su decimosexto clamor de «¡Muera el padre Bonnet!». A espaldas de ambos seguía el malayo con maligna curiosidad aquella muda escena, que tenía a la vez mucho de infantil y de terrible.

No volveré á ofenderos, ni siquiera á hablar, dijo la joven, pero quisiera continuar en vuestra compañía hasta salir del bosque. ¡Vos no podéis ofenderme! exclamó Roger alborozado al verla. Lejos de eso, yo soy quien debí refrenar la lengua.

Las manos del jesuita se hundieron más y más en lo profundo de sus mangas, y muy alborozado y satisfecho, opinó que nada había más conforme a la moral cristiana que la paz de la familia y el perdón de las injurias... Pero y aquí apareció de nuevo la tabaquera de cuerno para suministrar a los dedos del padre Cifuentes un polvo digno del gran Federico en cuanto a aconsejar él a la señora marquesa que accediese a las pretensiones del señor marqués, había de tener en cuenta el señor marques que la señora marquesa nada le había consultado, y que la primera condición del consejo prudente es la de ser pedido...

Sobre todo, el condesito de Rumblar no cabía en su pellejo de puro alborozado; y como con el roce de tanta y tan diversa gente se iba despabilando por extremo, llegó a adquirir un desembarazo, un dominio de su propia persona que antes no tenía.

Bien vienes, Roger, dijo alborozado apenas divisó al joven. Confieso que no soy muy fuerte en achaques de escritura, y aquí me tienes sudando para contar á mi señora la baronesa muchas cosas que quiero decirle, con unos garabatos que se empeñan en no salir derechos y que no los entenderá ella, ni , ni yo mismo.

Felipe, al ver a su antiguo camarada, cuyo regreso ignoraba, se dirigió hacia él alborozado, acercándosele con afectuosa familiaridad; pero Amaury no correspondió más que con un ligero movimiento de cabeza, y como el otro siguiese cumplimentándole muy cortés y obsequioso, le volvió completamente la espalda y apoyose en la chimenea, aparentando concentrar toda su atención sobre unos objetos de fantasía que decoraban la sala.

Ya soy redactor exclamé alborozado, y echeme a fraguar artículos, bien determinado a triturar en el mortero de mi crítica cuanto malandrín literario me saliese al camino en territorio de mi jurisdicción. Pero ¡ay de mi! insensato, qué chasco sobre chasco, vivo hoy tan desengañado de periodista como de autor de comedias.

Todo era animación y movimiento, todo alborozado y estruendoso júbilo en Lisboa, en la hermosa mañana del día del Corpus de aquel año de 1521, en que el rey Don Manuel cumplía los cincuenta y dos de su edad, celebrando con gran pompa su natalicio.

Al llegar aquí no pude ya contener mi gozo por más tiempo, y arrojándome en los brazos de mi recomendado: Venga usted acá, mancebo generoso exclamé todo alborozado; venga usted acá, flor y nata de la andante comiquería: usted ha nacido en este siglo de hierro de nuestra gloria dramática para renovar aquel siglo de oro, en que sólo comían los hombres bellotas y pacían a su libertad por los bosques, sin la distinción del tuyo y del mío.