Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
El tío Frasquito se tapó la cabeza con la sábana, apretó mucho los ojos y por tres veces se santiguó muy de prisa. El certamen de belleza femenina, celebrado primero en Spa y luego en Budapest, despertó en la condesa de Albornoz la felicísima idea de hacer circular por toda Europa artística y civilizada la suya propia.
Ese muro es sagrado; todos los días acuden a él mujeres árabes a colgarle ex votos, jirones de jaiques y de otras prendas, largas trenzas de cabellos rubios sujetos con hilillo de plata, trozos de albornoz... Al tibio soplo de la noche, y bajo un pálido rayo de luna vese ondular ese abigarrado pendón de la estulticia humana. Consignaré otro recuerdo de Argelia, y regresaré en seguida al molino...
Estas despertaron en su mente un vivo recuerdo; buscó apresuradamente el anónimo que encerraba la denuncia, cotejó ambas letras, y el velo se rasgó entonces por completo. ¡Era la misma!... Probado quedaba que la excelentísima señora condesa de Albornoz era una trapisondista de tomo y lomo, y el excelentísimo señor gobernador de Madrid un majadero de siete suelas.
De aquí también que la condesa de Albornoz tuviera así mismo su cachuco de honor, y se lo hubiera herido profundamente el suelto de La España con Honra. Hay personas que padecen una especie de estrabismo moral que les hace ver lo flaco donde está lo gordo, y lo gordo donde sólo lo flaco existe.
El atrevimiento era tan grande, la audacia tan increíble, que extraviada la opinión por completo con estas pérfidas insinuaciones, señaló entonces con el dedo a la condesa de Albornoz y comenzó a mirarse el dintel de su palacio con el mismo horror con que se había mirado tres días antes la esquina del ministerio de la Guerra.
Curra Albornoz dijo. Lo enorme de la afirmación destruyó su efecto. Un «¡bah!» general de incredulidad brotó de todos los labios, y la duquesa se hundió de nuevo en las profundidades de su chaise-longue, exclamando: ¡Eso es una canard! ¡Sí, señor!... ¡Un camelo! añadió Gorito muy indignado.
La del tío Frasquito era la corbata de gran maestre de los micos de Currita, de seda azul japonesa, sujeta coquetamente con el alfiler de una sola perla. Habíale encargado la Albornoz venir a buscarla a casa de Butrón, para darle sin pérdida de tiempo sus primeras disposiciones de presidenta.
¡Lo veremos! dijo la fiera Albornoz, y nombró al punto paladín de su causa a su buen amigo Juanito Velarde. Larga entrevista celebraron ambos a solas hasta bien entrada la noche, y al despedirle Currita en la puerta del boudoir díjole con suaves mimitos: Conque quedamos en que yo encargaré el almuerzo en Fornos... y habrá écrevisses
Vos y vuestros amigos váis á caer al empuje de los más afamados caballeros de León y Castilla. Manda esa fuerza un hermano de nuestro rey, y sin contar los gloriosos pendones de Calatrava y de Santiago, veo allí los de Albornoz, Toledo, Cazorla, Rodríguez Tavera y tantos otros, amén de los de muchos nobles aragoneses y franceses. No se hizo esperar el ataque.
Quedóse el niño parado un momento, con los ojos abiertos; dio luego una repentina media vuelta, girando sobre una pierna, y encarnado como la grana, bamboleándose cual si estuviera ebrio, fue a arrimarse a una mesita llena de caprichosas chucherías; había debajo una figura japonesa, con la boca muy abierta, y por ella arrojó el niño, con mucho disimulo, el regalo de su padre, las ¡dos pesetas!... Luego echó a correr, saliendo disparado del saloncito; detúvose un momento en el dintel, detrás de las cortinas, y agobiado, con los bracitos colgando y caída la cabecita, siguió una galería que iba a parar a la Nursery , al destierro, a la Siberia de los niños, que el desapegado egoísmo de la condesa de Albornoz había importado para sus hijos de Inglaterra a su casa.
Palabra del Dia
Otros Mirando