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Actualizado: 23 de junio de 2025
-Sola una de vuestras hermosas manos -dijo Maritornes-, por poder deshogar con ella el gran deseo que a este agujero la ha traído, tan a peligro de su honor que si su señor padre la hubiera sentido, la menor tajada della fuera la oreja.
Para que los albañiles no descubrieran la entrada, cerró primero, con sus propias manos, el agujero. Por espacio de varios meses, durante la lucha entre el Gobierno italiano y la Santa Sede, abandonó su vestidura purpúrea y llevó una vida de ermitaño en esta celda, pero no tuvo otro objeto al hacer esto que cuidar el enorme tesoro tan hábilmente asegurado.
Cuando entraron en el agujero del túnel que conducía al bosquecillo de pinos, perdió enteramente de vista a su amiga y hasta dejó de escuchar el ruido de sus botitas por el suelo. Al hallarse en medio de la cueva, sumido en las tinieblas, creyó oír muy confusamente el eco de un sollozo y sintió aún más oprimido su corazón. Después de salir a la luz, empezó a encontrarse mejor.
La laguna es transparente, casi sin ondas, y el agua, saliendo por un arco de algunas pulgadas de altura, se extiende sin temor. Inclinado sobre el agua que centellea por los rayos del sol, medito mirando la sombra por donde sale, y envidio la pequeña araña acuática que corre patinando sobre la superficie líquida y va á refugiarse en un agujero de la roca.
Aquí tienes una vasija dijo tomando en la mano uno de ellos . La caña de bambú está hueca, como sabes, entre cada dos nudos, lo mismo que cualquiera otra especie de cañas, y este trozo tiene sendos nudos en sus extremos. Ya comprendo: se hace un agujero en uno de los nudos, se echa por él el agua, se tapa después con un tarugo y ya está hecha la vasija. Efectivamente, Cornelio.
Es lástima, mamá, que no vivas en la ciudad insinuó como al descuido Raúl: allí encontrarías fácilmente una institutriz que, sin vivir en casa, iría a dar a mi hermana unas cuantas lecciones ya muy suficientes. Ese sería el ideal. Desgraciadamente, en un agujero como éste es imposible. Se engaña usted, señor conde. ¿Cómo es eso? Tiene usted a mano el ideal soñado, señora condesa.
Y cuando ésta buscaba con los ojos espantados un agujero donde meterse, donde no la vieran, misia Gregoria se presentó, traída de la mano por Susana, radiante... En la puerta se detuvo y las dos hermanas, frente a frente, se miraron, con asombro de verse así, tan cerca, después de veinte años; ni una ni otra habló, rígidas las dos: Susana empujó a la madre suavemente.
A través del agujero que le servía de puerta, y por entre la nube de humo que vomitaba, veía, desde donde estaba sentado, un hacinamiento de cabezas, alumbradas por la llama temblorosa del fogón.
Después, mirando por el agujero de la llave, la vi llorar. Además, Fray Diego estuvo anteayer en casa... pero no sé si debo decirle... Vamos, mujer, ¿qué importa? ¿Te figuras que yo soy una gaceta? Pues le oí decir al tiempo de despedirse: «Nada, nada; tienen mucha razón; es mucho mejor que lo hagan en Madrid.
Dejadlo ir dijo el Sultán , y tú, agradable Abu-el-Casín, vuela a la Alcazaba y registra el último agujero de sus murallas y subterráneos, hasta dar con ese loco recomendado por el otro loco. Oyendo y obedeciendo respondió el capitán de la guardia, y desapareció abriendo y cerrando los brazos y bajando la cabeza.
Palabra del Dia
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