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Actualizado: 23 de junio de 2025


La idea de que Mesía nada esperaba de ella, ni nada solicitaba, le parecía un agujero negro abierto en su corazón que se iba llenando de vacío. «¡No, no; la tentación era suya, su placer el único! ¿Qué haría si no luchaba?

Amaury no hizo el menor movimiento; sólo Alberto dejó caer el cigarro y corrió a buscar su sombrero. Extrañado Amaury e inquieto por la dirección que, según suponía, había tomado la bala, preguntó a su amigo: ¿Qué ocurre? Nada contestó Alberto dando vueltas a su sombrero entre los dedos e introduciendo el pulgar en un agujero que acababa de descubrir en el fieltro.

Pero le hace dar dos o tres vueltas entre los dedos, y finalmente, con una alegre explosión de risa: ¡Qué diablo! no es la misma. Se acerca a la puerta y compara, meneando la cabeza, el agujero de la cerradura con el tamaño de la llave; después, con movimiento rápido, mete la llave en el ojo. ¡Pues entra!...

Esto era lo que apetecía Plutón. Detrás de ella, á dos pasos nada más, se hallaba una chimenea ó boca de respiración de la mina que él mismo había concluído de abrir el día anterior y que nadie conocía. ¿Por qué no quieres escucharme? ¡Porque no!... ¡Vete! Retrocedió los dos pasos que le faltaban y cayó en el agujero.

PELAYO. No haré. Que ya me conoce el sueño. SANCHO. Yo saldré cuando del alba Pida albricias el lucero; Mas no me las pida a , Si me ha de quitar mi cielo. PELAYO. ¿Sabes qué pareceré Mientras estás allá dentro? Mula de doctor, que está Tascando a la puerta el freno. SANCHO. Llamemos. PELAYO. Apostaré Que está por el agujero De la llave Elvira atenta. SANCHO. Llego, y llamo. Sale NU

Entonces a éste se le escapa el hacha, vacila y cae... Un choque... un remolino de agua... Ha desaparecido. Juan se lanza hacia adelante, su pie tropieza con el puente levantado; delante de él hay un negro agujero. ¡Hermano! ¡hermano! exclama con loca angustia. No piensa ya en nada, no siente nada. Sólo una idea: «¡Salva a tu hermanole zumba en la cabeza.

¿Y eso tengo que hacerlo yo? dijo Benina impaciente . ¡Apañado estás! ¿Y ese libro está escrito en tu lengua? Tonto, ¿cómo voy a leer yo esos garrapatos, si en mi propio castellano natural me estorba lo negro? Leyerlo ... leyer . Pero en ese agujero bajo tierra, que será la casa de los topos, ¿podemos estar los dos? Siguro. Bueno.

Allí había puesto él sus mejores besos: los besos de ternura y gratitud... Pero la suave piel, que parecía hecha de pétalos de camelia, se ensombrecía ante sus ojos. Era verde obscura y manaba sangre... Así la había visto él otra vez... Y se acordó con remordimiento de su puñetazo de Barcelona... Luego se partía con un agujero profundo, de contorno anguloso, igual al de una estrella.

Toda la gente elegante se va, y yo me quedo sola, sin amigos, sin amparo... Cojo la punta del hilo, sacándola por la izquierda de la canilla, la meto con mucho cuidado por el primer agujero, pif, ya está. Mira... Ahora mi señor hilo tiene que meterse por el segundo agujero, pif. Muy bien, y después allá va por el tercero.

Es usted desde hace mucho tiempo la estrella confidente de mis amores, y adonde quiera que el destino me arrastre bien puede estar segura que eternamente será mi bandera, bajo la cual pelearé hasta derramar la última gota de mi sangre... La voz del violinista, al pasar por el agujero de la llave, producía un zumbido oscuro, lamentable, en el cual apenas podían percibirse las palabras.

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