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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Además dijo doña Juana acercándose á la joven, tomándola una mano, y poniendo en uno de sus dedos una sortija , quiero que tengas esto mío. ¡Ah! ¿una sortija? Mi anillo nupcial. ¿Y este blasón? El blasón de los Velasco, condes de Haro. ¿Pero por este blasón?...
Mirando en la dirección de aquel camino hubiera podido verse, aun mucho antes de terminar el combate, dos puntos brillantes y móviles que fueron acercándose hasta mostrar al observador que procedían del reflejo del sol sobre los cascos de dos jinetes que se adelantaban al galope en dirección á Burdeos.
Pero Rosalía buscaba una venganza terrible. ¿Cómo? Mucho le asombró ver entrar al abate con un militar desconocido. La casa estaba dispuesta de tal modo, que acercándose á la puerta se oía cuanto en los cuartos inmediatos se hablaba. Todos sabemos los fines de la visita de Bozmediano á las de Remolinos.
Rezad el credo dijo el cura tomando entre sus manos las del moribundo y acercándose a su oído para hacer llegar a su inteligencia algunas palabras de fe, esperanza y caridad, en medio del entorpecimiento creciente de sus sentidos. La tía María y el hermano Gabriel se postraron.
¿Qué dice usted? preguntó el juez, acercándose a Vérod y mirándole fijamente en los ojos. Digo que esta señora no se ha matado. Digo que ha sido asesinada. Su voz resonaba de manera extraña, parecía que hablara en un lugar vacío, tan glacial era el silencio que reinaba en torno suyo, tan suspensos y sorprendidos se encontraban los ánimos de todos los presentes.
Carlota, acercándose a Rivera, le preguntó al fin en voz baja y temblorosa: ¿Ha hecho resistencia? Nada. Queda muy contento. Tranquilízate. El director nos ha asegurado que no tardará mucho tiempo en volver sano a su casa. Mario se había quedado atrás y contemplaba abstraído la puesta del sol. El cielo estaba azul. Sus profundidades se extendían sin nubes sobre su cabeza.
De nuevo fijó en ella su mirada el jesuita, y prontamente, acercándose a su oído y silabeando como en el confesonario, murmuró: Ahora que esa pobrecita se ha muerto... ya sabe usted mi consejo, ¿verdad? ¡Tierra en medio, hija! Esta vecindad... estos aires no le convienen. A León.... Si me envían allá... la he de felicitar.
Gran secreto se tiene con vuestra prisión dijo el hombre misterioso, acercándose más á Quevedo ; interés hay en que vuesa merced se pierda... Pues no es eso fácil, que no nací yo para perdido.
Por la figura y el modo de andar, más que por el traje, pues las aldeanas se visten generalmente de la misma manera, imaginó que era Rosa. Aceleró el paso y, acercándose más, pudo cerciorarse de que no se había equivocado. Entonces corrió sobre la punta de los pies, para no hacer ruido, hasta colocarse detrás de ella, y la sujetó suavemente por los hombros.
Acercándose a ella le tomó ambas manos, y contemplando sus húmedas pupilas, dijo en tono insinuante al par que grave: Melisita, ¿te acuerdas de la primera tarde que fuiste a verme? Me preguntaste si podías asistir a mi escuela, pues querías aprender algo y ser más buena, y yo te dije... Ven dijo la niña con presteza.
Palabra del Dia
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