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¡Deben de ser ellos! ¡qué tarde! dijo en voz alta, acercándose a la cuneta de la carretera, a la sombra de un farol de los del paseo.

Madre dijo él acercándose hasta tocarla, cuando te hube confesado todo, ¿no te dirigiste a su conciencia? ¿No le predicaste que, si me amaba verdaderamente, debía renunciar a , porque hacía mi desgracia, y sabe Dios cuántas otras cosas? Madre ¿no has hecho eso?

¡Suelta, suelta! respondió él haciendo un movimiento brusco y zafándose de su mano. Y con paso vivo se dirigió al despacho, dejando a Clara acongojada. García leía ya atentamente por un libro a la luz del quinqué. ¡Hola, amigo! profirió Tristán con una voz tan extraña que García levantó la cabeza sorprendido. ¿Cómo estamos, amigo? siguió con la misma inflexión de voz y acercándose a la mesa.

Lorenzo, por Dios exclamó de pronto Melchor, poniéndose angustiosamente de pie y acercándose a su amigo, que había ocultado la cabeza en el brazo derecho puesto sobre el respaldar de la silla y lloraba a sollozos, mientras Ricardo continuaba tocando en el piano el 5.º nocturno de Chopín.

Los tres se burlaban de don Bernardino. Y entre burlas y risas se encontraron en la Cava Baja de San Miguel, delante de una puerta. Ante todo, señores, nadie paga más que yo dijo Montiño. Concedido dijo el alférez. Muy bien añadió Velludo , pero á condición que yo he de pagar otra vez. Bueno; pero esta noche, esta noche es mía. Enhorabuena. Y acercándose el alférez á la puerta, llamó.

¿Y por qué? preguntó el niño, en cuyo rostro la sonrisa había sucedido inmediatamente a las lágrimas. Porque mañana sin falta respondió el duque, tomándole en brazos y acercándose a su mujer salimos todos para nuestras posesiones de Andalucía, que tu madre desea ver, y allí seremos felices como los ángeles en el cielo.

Doña Paula quería comerse con los ojos el secreto de la criada. ¿Qué sería? Dudó un momento... estuvo casi resuelta a preguntar... pero se contuvo y dijo otra vez: Anda, hija mía, entra. «Hija mía pensó Petra esta me quiere en casa; segura es mi suerte». ¿Qué hay? gritó el Magistral acercándose a la criada, como queriendo salir al paso a las noticias....

Todos fijaron en la atención, y D.ª Gregoria, acercándose maternalmente a mi cama, me habló así: ¿Estás despierto, niño? ¿Ves y entiendes? ¿Puedes hablar? Pobrecito, ya se te ha quitado la terrible calentura, y el Santo Ángel de tu Guarda ha conseguido del Padre Eterno que te otorgue el seguir viviendo. ¿Cómo estás? ¿Ves a los que estamos aquí? ¿Nos conoces? ¿Entiendes lo que decimos?

Como no aparecía el chino que debía traer el plato, levantóse uno de los estudiantes y se fué al fondo, hácia el balcon que daba al río; mas se volvió inmediatamente haciendo señas misteriosas. Nos espían; ¡he visto al favorito del P. Sibyla! ¿? exclamó Isagani levantándose. Es inútil; al verme se ha ido. Y acercándose á la ventana, miró hácia la plaza.

Un bulto negro descendía las escaleras del vestíbulo de casa de Artegui. A la luz de los astros, y a la de los lejanos faroles de la calle, se advertía su vacilante andar, y a las manos que frecuentemente llevaba a su rostro. Miranda esperó, esperó como el cazador en acecho. El bulto iba acercándose.