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Actualizado: 23 de junio de 2025


14 El segundo ¡Ay! es pasado; he aquí, el tercer ¡Ay! vendrá presto. 15 Y el séptimo ángel tocó la trompeta. Y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo son reducidos a nuestro Señor y a su Cristo; y reinará para siempre jamás. 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo del testimonio, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria del SE

Rezad el credo dijo el cura tomando entre sus manos las del moribundo y acercándose a su oído para hacer llegar a su inteligencia algunas palabras de fe, esperanza y caridad, en medio del entorpecimiento creciente de sus sentidos. La tía María y el hermano Gabriel se postraron.

12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron a la ciudad. 14 Y llegó Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.

11 Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos, y de los cuatro animales; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria, la sabiduría, y la acción de gracias, la honra, la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás. Amén.

La mojadura y el disgusto postraron en cama á la pobre Soledad. Se le declaró una fiebre intensa y estuvo algunos días bastante grave. Velázquez, como si le remordiese la conciencia de lo que había hecho, se portó con ella mejor de lo que podía esperarse. Hizo venir al médico y la prodigó todo género de cuidados y atenciones y, lo que aún es más raro, apenas salió de casa.

Disponíase a tranquilizar a la moribunda deslizando un juramento en su oído cuando se oyó una campanilla que le hizo estremecerse y quedar como clavado en su sitio. Era el sacerdote que volvía en compañía del sacristán de San Felipe de Roule y de dos monaguillos para administrar a Magdalena los últimos sacramentos. Todos callaron al sonar la campanilla y se postraron de hinojos.

7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. 9 Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: rey, para siempre vive.

Tuvo ejércitos, grandes generales, Que pasearon gloriosas y triunfales Sus banderas, del pueblo paladion; Y de los Andes en la blanca cima, En Chile hermoso y opulenta Lima Postraron al ibérico leon.

18 Y vinieron también sus hermanos, y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por tus siervos. Así los consoló, y les habló al corazón. 22 Y estuvo José en Egipto, él y la casa de su padre: y vivió José ciento diez años. 25 Y conjuró José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.

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