Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de julio de 2025
Tras de él iba el mulatillo, abriendo los ojos cada vez con mayor asombro al no comprender nada de tales brujerías. Los dos jóvenes argentinos agregados a la expedición se habían subido a la cumbre de una roca, y allí estaban sentados con las piernas colgantes.
4 Y como no podían llegar a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Y estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en sus corazones,
Una de aquellas noches de los dúos forzosamente castos, con reservas mentales, abrió ella la puerta, pasó él, y sentados en el sofá lo más cerca que permitían el pudor y el respeto, comenzaron la cantata mil y tantos diciéndose esas eternas frases juntamente dulzonas, picarescas, inocentes, maliciosas, arteras, ingenuas, sinceras y mentidas, muchas veces estúpidas, pero siempre gratas, con que se entretienen y engañan los amantes mientras se prepara la catástrofe del drama a que la Providencia les tiene predestinados.
Y ése es el que estáis viendo, amarrado por sus dos cables. A bordo había poca gente: el contramaestre, seis marineros y un grumete; nadie más. Los marineros estaban agrupados en los obenques o sentados sobre los afustes de los cañones.
Esta indicación fué mal acogida por el príncipe, que le tuteaba á pesar de la diferencia de edad. No seas tonto, coronel. Cualquiera los conoce. Son los únicos que silban. Asintieron los otros tres sentados á la mesa. Todos los días pasaban trenes militares, y desde lejos se podía adivinar la nacionalidad de los hombres que los ocupaban. Los franceses dijo Castro pasan callados.
Jesús y los doce apóstoles, todos de tamaño natural, estaban sentados a la mesa, cada uno en su hornacina, encima de la portada del centro, limitados por dos contrafuertes como torres que partían la fachada en tres partes.
Si habéis venido con intención de correr algunas huelgas a mi costa, podéis esperar sentados, porque no veréis un cuarto. ¿Es de veras eso, señor? ¡Y tan de veras! Ya lo oyes, Fabriciano. El padre no quiere entregar lo que es nuestro. ¿Qué debemos hacer nosotros?
En medio de las torturas del hambre pasó aquel día, que era el que hacía diez y nueve de la llegada de los guerrilleros al Falkenstein. Todos permanecían silenciosos, sentados en el suelo, los rostros demacrados y entregados a una especie de sueño sin fin.
En ese momento se abrió la puerta del salón y Juan entró. Bruscamente, tuvo bajo sus ojos este grupo: María Teresa, al lado de su prometido, sentados en un sillón, e inclinada hacia él, en tanto que Huberto estrechaba en su mano la mano de la joven. El pobre Juan tembló, pero por un esfuerzo de voluntad se dominó; ¿no era aquél un espectáculo al que debía habituarse?
Nepomuceno y Körner acompañaban a Emma y a Marta, todos sentados en una de las primeras filas, que siempre quedaban, en casos tales, para las señoras que venían tarde; porque las que, para su vergüenza, llegaban temprano, se iban colocando en lo más escondido y apartado, huyendo, como del diablo, de la proximidad del espectáculo, como si fuese tomar en él parte el tenerlo muy cerca.
Palabra del Dia
Otros Mirando