United States or Åland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vamos, hombre, no se ruborice usted. ¿Le trae a usted dislocado alguna sevillana? Pues adelante... Eso les pasa a todos los que llegan. Después de negar por fórmula dos o tres veces, le manifesté, primero con frases ambiguas, después, según me iba animando, con toda claridad, el negocio que a Sevilla me traía.

«Dije a papá que copio bellas poesías y escribo mis impresiones. Estaba resuelta a decirle todo, pero esperaba que no manifestara deseos de leerlo. Cuando me preguntó: ¿Me dejas ver? le di el libro, pero creo que me ruboricé mucho. Leyó algunas líneas, de dos o tres páginas solamente, luego cerró el libro y me abrazó estrechamente, besándome en la frente, él también con los ojos enrojecidos.

Me acuerdo de un día en que lloré sinceramente, con amargura, como un niño a quien las lágrimas no hacen que se ruborice, a la orilla de un mar que ha presenciado milagros, no divinos, sino humanos. Estaba solo, los pies en la arena, sentado en una roca entre muchas que tenían argollas de bronce a las cuales en otros tiempos se habían amarrado navíos.

Vamos, Pepita, no se ruborice usted, porque una debilidad la tiene cualquiera. Si usted no está enamorada de , ¿por qué espera usted todas las noches a la ventana para verme pasar cuando me retiro a dormir? ¡Yo! Vaya, hoy se le ha subido San Telmo a la gavia. Este señor ha tomado algunas cañitas, ¿verdad usted? Sonreí haciendo una mueca, por no saber qué responder.

Mira, Roberto dije, en resumidas cuentas, no soy más que una tontuela; pero muy bien lo que es el amor, y no son sólo los poetas los que me lo han enseñado. Hace tiempo que lo siento en el fondo de mi corazón. ¿Amas a alguien? me preguntó. Yo me ruboricé y sacudí la cabeza. ¿Cómo puedes entonces sentirlo en el fondo de tu corazón?

Hay huelguistas hombres y huelguistas mujeres; entre éstas habrá usted de contar a todas las que no quieren casarse por motivos de abnegación, de salud, de sentimientos de pureza virginal, de amor al estudio, de exceso de escepticismo... de menor necesidad de la persona complementaria, es decir, del marido. Bajé la cabeza y me ruboricé ante la mirada investigadora del cura.

Estrofas en alemán, en ruso y en inglés, que al ser releídas por la cantante la hacían sonreír satisfecha, como si aspirase un perfume favorito, con gran desesperación de Rafael, que no podía conseguir que las tradujese. Son cosas que no entiende usted. Adelante, adelante. No quiero que se ruborice. Y tratándole como a un niño, le hacía volver las hojas sin dar explicación.