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La desilusión, la esperanza perdida, le trajo a la vida monástica. En ambos reinos, unidos ya bajo el centro de Isabel y Fernando, había cambiado todo y era menester que Morsamor también cambiase. La paz y el orden con enérgica severidad habían venido a sobreponerse a la confusión y al alboroto que estimulaban tanto la ambición y la codicia.

Al ver á su esposa, se imaginó Ulises que no había transcurrido el tiempo. La encontró lo mismo que al partir, con las dos sobrinas sentadas á sus pies, fabricando blondas interminables y sutiles sobre los colchoncillos cilíndricos apoyados en sus rodillas. La única novedad de la llegada del capitán á esta vivienda de monástica calma fué que don Pedro se abstuvo de su visita.

Los derechos señoriales y feudales de nuestros abades son muy posteriores á la época por cuya zona discurrimos; al paso que los abades franceses, italianos y alemanes, ya entonces habian comenzado á adquirir aquella prodigiosa influencia, que despues desde el siglo X fué la causa principal de la decadencia de la disciplina monástica.

Baltasar, para distraerse en su forzada vida monástica, empezó por labrar un trozo de madera y hacer de él los bustos de la Virgen, el niño Jesús, los tres Reyes Magos y, en fin, todos los accesorios del misterio de Belén. Aunque las figuras eran de pequeñas dimensiones, el conjunto quedó lucidísimo, y los visitantes del guardián propalaban que aquello era una maravilla artística.

Con esta luz, y con la que nos suministra la historia del arte monumental respecto de las formas generales de la arquitectura religiosa y monástica del Occidente en los siglos á que nos referimos, podremos presentar un cuadro aproximado del aspecto interior y esterior de los templos y monasterios de los mozárabes de Córdoba.

Le dejó en el recibimiento, lleno de retratos como el de casa de los Febrer, y corrió con un ligero trote de ratón a las habitaciones interiores, para avisar esta visita extraordinaria que turbaba la paz monástica del palacio. Transcurrieron largos minutos de silencio.

Con algun trabajo sin embargo puede el pensamiento entresacar y reunir muy preciosos fragmentos del interesante período del siglo XIII al XVI, y formar con ellos un pequeño museo fantástico de la arquitectura religiosa y monástica en Córdoba. Veamos, lector amigo, de agruparlos brevemente haciendo abstraccion de las edificaciones insignificantes en que estan perdidos.

Las pupilas de la muchacha tenían una expresión adorante y temerosa. Parecía implorar misericordia con sus ojos lagrimeantes, aureolados de azul sobre la blancura monástica y delicada del rostro. «¡Por ! ¡todo por !», decía mudamente, con un gesto de remordimiento.

Abrió un libro devoto y lo volvió á cerrar sin haber leído cuatro renglones: empezó una carta, y apenas hubo puesto delante de el papel y mojado la pluma en el ancho canjilón de loza que le servía de tintero, desistió de su idea y comenzó á recorrer la celda agitado y nervioso, como tigre enjaulado. Mala cara tenía entonces: más bien qué superior de una orden monástica, parecía un facineroso.

Llamábase monasterio dúplice ó mixto aquel en que hacian vida reglada y monástica personas de ambos sexos, si bien con la debida separacion interior, la cual era sumamente rigurosa, como se verá mas adelante. Estos monasterios fueron muy comunes en la Bética, y aun en toda España, desde que se introdujo la vida monacal en ella.