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21 Mandé también a Josué entonces, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que el SE

¿Cómo que no iréis? ¿Ignoráis que sobre vuestra cabeza pende un proceso de asesinato? El duque de Lerma ha mandado romper ese proceso. ¡Ah, el duque de Lerma!... Pues bien, el duque de Lerma os mandará prender de nuevo cuando se lo mande yo. ¡En cuanto vos se lo mandéis! ¡Bah! vos sois algo fanfarrón, tío Manolillo.

La vida es lo que duele y lo que enseña... La muerte para los buenos... para los perversos, lógica, lógica». Apenas se había acabado la tocata, entró doña Casta a decirle: «Maxi, la señora de Quevedo me ha llamado por la ventana del patio para decirme que le mande a usted subir un momento.

Bien. ¿Está usted dispuesta a ponerse bajo mi dirección y a hacer todo lo que yo le mande? propuso el cura con la hinchazón de vanidad que le daba aquel papel sublime de lañador de almas cascadas. señor. ¿Y cómo estamos de doctrina cristiana? Dijo esto con un tonillo de superioridad impertinente, lo mismo que dicen algunos médicos: «a ver la lengua».

He comido con los marqueses de Vegallana; eran los días de Paquito; se empeñaron... no hubo remedio; y no mandé aviso... porque era ridículo, porque allí no tengo confianza para eso.... ¿Quién comió allí? Cincuenta, ¿qué yo? ¡Basta, Fermo, basta de disimulos! gritó con voz ronca la de los parches.

Por eso La Edad de Oro va a tener cada seis meses una competencia, y el niño que le mande el trabajo mejor, que se conozca de veras que es suyo, recibirá un buen premio de libros, y diez ejemplares del número de La Edad de Oro en que se publique su composición, que será sobre cosas de su edad, para que puedan escribirla bien, porque para escribir bien de una cosa hay que saber de ella mucho.

Y porque agora el Rey e Reyna nuestros señores tienen e dexaron en el dicho castillo de Triana dos leones que han menester los dichos çinco mill maravedises e mucho más para de que sean mantenidos á vuestra merced suplico mande que los dichos judíos me den e paguen los dichos cinco mil maravedises de cada año para ayuda al mantenimiento de los dichos leones en lo cual al Rey e Reyna nuestros señores fareys seruiçio e á mi fareys merced .

Le he escrito para que mande poderes para tomar posesión, en su nombre, de aquella magnífica casa y de las tierras que la circundan. 24 de mayo de 1826. Tengo una pena grande, por el triste contratiempo que ha ocasionado a Alfonso un fragmento de su poema «Childe Harold», relativo a Italia.

Yo todos los secretos de palacio dijo el bufón ; como que no hago otra cosa que ver y escuchar. Del mismo modo que he hecho que el rey vuelva á llamar á su alrededor á tus enemigos, puedo hacer que el rey los mande encerrar; y del mismo modo, duque, si quiero, puedo llevarte al patíbulo. ¡Al patíbulo! , por traidor al rey y por ladrón. ¡Ah! ¡ah! ¿y qué pruebas...?

Yo creí que sería el duque de Uceda, y mandé á Casilda que abriese. Poco después abajo un altercado: era Casilda que disputaba con un hombre que á todo trance quería entrar, que decía tenerme que decir cosas graves, y que al fin dijo era el cocinero mayor del rey.