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Pasaron por delante de y no me miraron. Yo me levanté y tomando la espada, herí en el vacío, y en el vacío surgió un manantial de sangre. La vi que se llegaba hacia pidiéndome perdón. La manga de su vestido tocó mi rostro, y me quemó. ¿Ve usted la quemadura, la ve usted? , la veo, la veo. ¡Y todo por María de las Nieves!... Hombre es gracioso. A ver a qué sabe este Montilla.

El conde también estaba en mi casa y figúrate con qué golpe imprevisto herí al pobre anciano cuando, con el corazón y los ojos llenos de lágrimas, sofocado por la vergüenza y el dolor, me abracé a sus rodillas gritando: «Renuncie usted, renuncie usted a un proyecto que la ingrata ha tirado por tierra, a una esperanza que ha desvanecido con su conducta. ¡Adela no es digna de su padre ni de su amante!

Antes de anoche... madre mía... herí malamente á don Rodrigo Calderón. ¡! Y me ayudó don Francisco. ¡Cómo! ¡dos hombres contra uno! No; no, señora; dos contra dos. ¡Ah! No podía ser de otro modo... la verdad del caso es que don Francisco y yo estamos amenazados. ¡Amenazado ! Sabe Dios de qué, porque sabe Dios si morirá don Rodrigo. Pero, ¿por qué le heriste? Por miserable. ¡Por miserable!

14 Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque de herida de enemigo te herí, con azote de cruel, a causa de la muchedumbre de tu maldad, y de la multitud de tus pecados. 15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento?

17 Os herí con viento solano, y con tizoncillo, y con granizo [a vosotros], y en toda obra de vuestras manos; mas no os [convertisteis] a , dijo el SE

Y así fuí en compañía del dicho conde de Palma en su coche. Y estando en su casa, y queriendo darme satisfacciones el conde de Teba, dije yo que no era menester. Y aguardando ocasión que estuviese descuidado, herí al conde de Teba, porque llevaba esa intención, y por eso no había querido satisfacciones, etc............ Y son testigos de esta declaración el P. Fr.

39 Los consumí, y los herí, y no se levantaron; y cayeron debajo de mis pies. 40 Me ceñiste de fortaleza para la batalla, y postraste debajo de los que contra se levantaron. 42 Miraron, y no hubo quien los librase; [aun] al SE

19 Porque después que me convertí, tuve arrepentimiento, y después que conocí, herí el muslo; me avergoncé, y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. 20 ¿Por ventura es Efraín hijo precioso para ? ¿Por ventura [es para mi] niño delicioso? Con todo eso desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; apiadado, tendré de él misericordia, dice el SE

13 Y he aquí, que herí mi mano a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de tus sangres que fueron en medio de ti. 14 ¿Estará [firme] tu corazón? ¿Tus manos serán fuertes en los días que obraré yo contra ti? Yo, el SE

Deseo hacerte comprender las vacilaciones de mi espíritu, y de qué suerte, con incesantes alternativas, paso de la tranquilidad apacible al dolor desesperado. Nunca engañé, ni ofendí, ni robé, ni herí a nadie. En nada de esto pequé ni tengo de qué arrepentirme. En ocasiones, la fe perdida renace en .