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Ronca, es un hecho. En aquel tiempo la Regenta hubiera mirado esto como una desgracia suya, que le mandaba exprofeso el destino para ponerla a prueba. ¡Un marido que ronca! Horror... basta. Veo que tuerce usted el gesto. Perdón. No más cháchara. A Frígilis que venga con usted o antes.

La condesa iba ceñida por un riquísimo abrigo forrado de pieles, y ocultaba su rostro, encarnado como una cereza por el fresco de la mañana, debajo de enorme y caprichoso sombrero de paja. Pedro, en traje de cazador, marchaba llevando sobre el hombro una carabina de dos cañones y la de su señora, que era un primoroso juguete encargado exprofeso por el conde á Inglaterra.

La boda de Blanca y de su primo se verificaba, sin embargo, en una intimidad buscada exprofeso. Los cuatro testigos y unos cuantos allegados formaban todo el cortejo nupcial y, para ocultar el vacío de aquella fiesta un poco triste, de la que el mismo sol estaba ausente, Neris había invitado a todos los aldeanos al banquete, después del cual los jóvenes casados debían salir para Italia.

Viene exprofeso a dar a usted las gracias por el apoyo que ha de prestarle en las elecciones, mientras tiene ocasión de pagarle su atención de otra manera. Para servir a usted dijo lacónicamente el Mayorazgo, mirando hacia el presentado. Muy señor mío respondió don Simón, descubriéndose la cabeza y tendiendo su diestra al del cierro . ¿Está usted bueno?

Un pormenor que comenzó a correr por los salones y que al día siguiente noticiaron los revisteros, era que había venido un peluquero de París en el sud-exprés exprofeso a peinarla. La abigarrada muchedumbre comenzó a invadir los salones. Todas las épocas de la historia, todos los pueblos de la tierra mandaron su representación al baile de Requena.

La luz de una de las lámparas, dejada exprofeso en la otra orilla por la guardiana para que se viese el grandor del depósito, oscilaba en prolongados rieles sobre la triste transparencia del lago, y remedaba, allá a lo lejos, la tea de un sicario en alguna prisión veneciana. Tal era de fantástico aquel lago, que reflejaba un cielo de granito, que la imaginación se fingía cadáveres flotando en él.

Pero se suponía que lo necesitaba; debía de conocérseme en la cara; y a él acudí por su fama de discreto, de hombre de mucho sigilo.... Voy a volver arriba a matarle, exprofeso...». Y cuando pensaba en esto, fue cuando sintió absoluta necesidad de dejarse caer. Cayó sentado en el portal y se le fue la cabeza. El zapatero acudió en su auxilio.

Donde no existe este andamio, como sucedía entonces en Buenos Aires, se levanta exprofeso, como si se quisiese, antes de meter el lobo en el redil, exponerlo a las miradas de todos y elevarlo en los escudos.

En particular, para los mares polares, tanto árticos como antárticos, requiérense buques exprofeso.

Conque, aprovechando el momento de paz que nuestra presencia impone entre los combatientes, salgamos á la calle antes que baje el maestro y tengamos que presenciar una verdadera carnicería; porque en cuanto él vea lo que está pasando en la escuela, siguiendo la costumbre de otras veces, no deja cara donde no señale sus dedos, ni nalgas sin cruzar, á telón corrido, con el inexorable zurriago, ni orejas sin estirar medio palmo, ni manos que no recorra zumbando su palmeta, untada exprofeso con ajo crudo. ¡Ira de Dios, la que se va á armar!