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Pero muy bien á qué me refiero cuando pronuncio la palabra sol, y así me será fácil explicar lo que con ella significo. ¿Qué es el sol? no lo . ¿Qué entiende V. por la palabra sol? Ese astro cuya presencia nos trae el dia, y cuya desaparicion produce la noche. Esto me lleva naturalmente á las palabras mal definidas. Palabras mal definidas. Exámen de la palabra igualdad.

El código de comercio de 1830, que se hizo extensivo á Filipinas en la Real cédula de 26 de Julio de 1832, deja en las novedades que introduce las divisiones de raza, pues que da reglas para las inscripciones en la matrícula de comercio de los mestizos é indios sangleyes, quedando desde aquella fecha las razas, jurídicamente hablando, perfectamente definidas y cada una de ellas sujetas á leyes especiales; pero hoy que todo propende á la unificación en cuanto compatible sea con las civilizaciones de Asia, y en que se ha dado el gran paso, en tal sentido, con la creación de la cédula y la abolición del tributo, símbolo de raza; y hoy en que se dice son españoles todos los nacidos en territorios españoles, y extranjeros los que lo fueren en otras tierras, el chino sea fiel ó infiel, nacido en territorio español ó en suelo extranjero, dentro de aquella legislación, de aquella tributación, de aquellas patentes, de aquellas restricciones, no será, si explícitamente no se consigna, dentro de la vida mercantil de aquellos pueblos, ni español ni extranjero; será chino, mejor dicho, será un número ó una patente; número que en sus quejas y reclamaciones no tiene más autoridad á quien acudir dentro de su raza que á su Gobernadorcillo, último remedo de los poderes gubernamentales, estando sujetos lo mismo á las genialidades de los pedáneos indios que á los rigores del trabajo público á que le llevan la más pequeña demora en los pagos.

Naturalmente, la materialidad de la causa limita el campo; una cabeza del Ticiano, una bacanal de Rubens, un interior de Rembrandt, un monje de Zurbarán, darán una serie de impresiones definidas, vinculadas al asunto de la tela.

Pero no solamente no cayó, sino que hubo de emitir acerca de Sarmiento y el Tratado de los Incas, y de Cieza y su Crónica tales juicios, que por ellos resultan dos personalidades perfectamente definidas y dos autores completamente diversos . No es ahora del caso citar uno por uno los pasajes donde se hallan dichas alusiones; basta el siguiente, que hace inútiles todos los demás.

Sobre el matrimonio, particularmente, sus ideas eran bien definidas; Huberto las conocía, y aprobaba la línea de conducta que desde muy antes ella le había trazado. La señora Martholl exigía que su nuera tuviera por lo menos seis mil pesos de renta. Era también necesario que perteneciera a una familia conocida, noble, tanto como fuera posible, en todo caso, de una honorabilidad perfecta.

A los ojos del anatomista y del micrógrafo, cada uno de nosotros, á pesar del duro esqueleto y de las formas definidas de nuestro cuerpo, no somos otra cosa que una masa líquida, un río por el que corren con una velocidad más ó menos grande, como en un cauce preparado por adelantado, innumerables moléculas que provienen de todas las regiones de la tierra y del espacio, empezando nuevamente el viaje infinito, después de un corto paso por nuestro organismo.

Oigo en usted la vibración de algo muy parecido a emociones muy conocidas, bien definidas, únicas y sin semejanza con otras para quien las experimenta; pero es ello cosa que no tiene nombre en sus cartas de usted y me obliga a compadecerle más que tan vagamente como usted se lamenta. Y no es eso lo que me gustaría hacer.

La extraña poesía de la religión, compuesta de misterios ininteligibles, esperanzas mal definidas y amenazas tremendas, la sedujo con el encanto de lo extraordinario y, rechazando instintivamente las abstracciones, que tampoco Tirso hubiera podido explicarla, acogió de buen grado lo que hiere la imaginación.

Vuelto «Quitolis» a la oscuridad, guarda en el centro de su alma sus ideas reformadoras, harto poco definidas por el novelista, si bien o quieren ser como el alborear indeciso o la primera luz, si no de una nueva religión, de una interpretación amplia y algo racionalista de la que oficialmente seguimos. «Quitolis» después se queda ciego.

Con tales antecedentes, creemos haber demostrado bastante que la revolucion no es obra de unos cuantos ilusos ó ambiciosos, sino del pueblo; que el pueblo no obra inconcientemented, arrastrado por esos pocos, sino obra con conciencia de lo que hace á impulsos de aspiraciones bien definidas.