United States or Turkey ? Vote for the TOP Country of the Week !


Como la sumaria se forma por lo regular con muchos defectos, van y vuelven del juzgado á Manila, y de aqui á la provincia algunas veces, hasta que el asesor, el alcalde mayor ó correjidor y gobernadorcillo logran entenderse, que suele ser con mucha dificultad y trabajo, y siempre con el retraso consiguiente y proporcionado á la distancia de la provincia.

La población de San Jacinto la forman 1.800 almas, de las cuales tributan unas 500, calculando en 250 los niños de ambos sexos que asisten á la escuela, según nos dijo el Gobernadorcillo. Los productos son: el abacá, el tabaco, la caña dulce, el añil y el coco; de este nos sirvieron por vía de refresco una suculenta ensalada hecha de palmito.

El cargo de Gobernadorcillo y los de Teniente primero y Juez mayor son los más ambicionados, y no viéndolo, no se concibe los resortes que se mueven en ese complicadísimo engranaje municipal que empieza en las altas prerogativas del Gobernadorcillo, y acaba en el amargo servilismo del tanor de tribunal.

Casi todas las provincias tienen su casa posada en la capital, en la que no solamente viven los que de ellas van, sino que también reciben noticias y servicios del casero, estos se convierten en ciceronis y acompañantes de sus huéspedes. Sigamos á un Gobernadorcillo electo en Manila. La primera diligencia es llamar al sastre municipal.

En medio de un religioso silencio se acercaron aquellos á la mesa, tomando asiento en unión del Gobernadorcillo en funciones, quién tiene voto personalísimo. Armado cada cual de pluma y cuartilla, en la que con anticipación se ha puesto el encabezamiento, se llenan los huecos estampando tres nombres, dos de libre elección del votante y uno forzoso.

A las ocho de la mañana se reunieron en casa del Gobernadorcillo, cómicas, cómicos y comparsas, vistiendo los trajes de más lujo que habían de lucir en la comedia. Tintay y Tenten con todo el acompañamiento de moras y cristianas, de reyes y emperadores, y de ejércitos fieles é infieles, asisten con todo el municipio á la función de iglesia, de aquí se dirigen al teatro y empieza la comedia.

En este último pueblo descansamos un par de días, al cabo de los cuales volvimos á pisar la casa Real de Tayabas. Costumbres. Aprobación de actas. Un Gobernadorcillo electo paseando por Manila. El sastre municipal. Los faldones del frac, el sombrero de copa, la camisa de chorreras y el bastón. Vajilla, lámparas y rancho. Diez varas de glasé y diez de gró. Los caballeros utraques.

Un día que un Gobernadorcillo leía uno de los muchos artículos que sudaron la prensa de la capital, tratando de tan debatida cuestión de fallas, le vimos sonreir picarescamente, le interrogamos, y en buenas palabras nos hizo una paráfrasis de aquel célebre dicho de Montes; de que las lecciones se dan á la cabeza del toro. Las mareas. El río de Pagbilao. El castellano de Tabangay.

El amor propio y el espíritu de localidad, serían gran aguijón en el indio, que aspira siempre á la dignidad de Gobernadorcillo, una de las metas de sus ambiciones. El caserío de Calolbong es de caña, nipa y demás materiales ligeros, no habiendo en todo el pueblo más que ocho casas de alguna solidez. Riegan sus campos los ríos llamados Patorbe y Alibuag.

El indio copia la escritura española sin entenderla, y se aprende de memoria con gran facilidad relaciones ó discursos más ó menos largos. Esa facilidad de emitir palabras que no entienden, puso á un Gobernadorcillo en una ocasión en lance bien apretado.