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Entre los muchos beneficios que van haciendo los ferrocarriles y telégrafos debe contarse como de primer orden la cuasi abolición del commis-voyageur ó comisionista, la plaga mas detestable con que puede dar un viajero. El parte telegráfico y el wagon-vapor, en efecto, hacen casi innecesario el envío de esas langostas á buscar en otros mercados colocación para los productos fabriles.

Además, las empecatadas Cortes, decretando la abolición de los señoríos, habían cercenado las cuantiosas rentas de la catedral, adquiridas en los siglos en que los arzobispos de Toledo se calaban el casco y andaban con los moros a golpes de mandoble.

No hay otro remedio que tragarlo, tío Tremontorio le decían otros pescadores un tanto desengañados; pues cuando pidieron, por extrañas sugestiones, la abolición de las matrículas con el fin de verse libres de las levas, nadie les dijo, ni ellos lo cavilaron, que al desprenderse de una carga tan pesada, perdían, en consecuencia, el monopolio del mar y del puerto, que era la recompensa de ella.

De manera que, siendo exacto este principio, en vez de desear su abolición, debemos fomentarla. Se murmura poco todavía... El otro día, hallándome en una fiesta social, me refería un amigo erudito esta frase de Pascal: «Si los hombres supieran lo que dicen unos de otros, no habría cuatro amigos en el mundo». No habrá muchos más.

He aquí un comunista melenudo que acaba de despeñarse desde la cúspide de la extrema izquierda para tomar la tribuna por asalto, donde gesticula y vocifera pidiendo la abolición del presupuesto de cultos. Las izquierdas aplauden; el centro escribe, lee, conversa, se pasea, perfectamente indiferente; la derecha atruena el aire con interrupciones.

En las tabernas de Cebre, el día de la feria, se oía hablar de libertad de cultos, de derechos individuales, de abolición de quintas, de federación, de plebiscito-pronunciación no garantizada, por supuesto . Los curas, al terminar las funciones, entierros y misas solemnes, se demoraban en el atrio, discutiendo con calor algunos síntomas recientes y elocuentísimos, la primer salida de aquellos famosos cuatro sacristanes, y otras menudencias.

El conjunto de estos fenómenos espresa una accion constante en los sistemas nervioso, raquidiano y ganglionar, tales son; calosfríos, turgencia y edema, que constituyen la afeccion de los vasos capilares; la flogosis y la hipersecrecion de la piel y de las mucosas; la lesion de los órganos de la hematosis; el empobrecimiento de la sangre y la abolicion de la nutricion, que forman la afeccion de la vida vegetativa; el esceso de irritabilidad y la atonía de la fibra; las neuralgias y los espasmos, que constituyen la alteracion de los tejidos y una lesion especial de los nervios de relacion; la hiperemia sanguínea y la escitacion del sistema circulatorio; la hidrohemia, que constituye una lesion especial de la sangre.

Habiendo poco ha llegado á mis manos un folleto publicado en Madrid por A. J. P., bajo el título: Al Rejente del Reino y á la nacion en la actual crisis ministerial, y con los artículos garantías nacionales. Estado civil. Su abatimiento. Su rejeneracion. Abolicion de la empleo-manía.

Su primer acto había sido constituir un gobierno provisional, todo de varones, que redactó un manifiesto dirigido al pueblo. En él se decretaba para siempre la abolición de la supremacía de las mujeres, declarando que éstas debían ser por el momento inferiores al hombre, y tal vez más adelante, cuando hubiesen perdido su presente orgullo, se accedería á que fuesen sus iguales.

No sabíamos nada, ni cómo se gobierna un pueblo, ni cómo se organiza la libertad; más aún, la masa popular concebía la libertad como una vuelta al estado natural, como la cesación del impuesto, la abolición de la cultura intelectual, el campo abierto a la satisfacción de todos los apetitos, sin más límites que la fuerza del que marcha al lado, esto es, del antagonista.