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De París fui a Lisboa, y en Lisboa juré a don Amadeo, y le serví con igual celo y la propia lealtad que a todo lo precedente..., hasta que se proclamó la República. Y dimitiste, como buen aristócrata. Pues ahí verás : me dimitió ella, como era de esperar, siendo yo de los que se mudan la camisa todos los días. Sin embargo, hubo por acá tentativas de reválida, que no colaron.

Que entre el que llama». Yo bajé a abrir la puerta, y se colaron tres señores de cara de perro con bastones de porra. Subieron, y al entrar en la sala, se dejaron a un lado las porras y todo fue cortesía limpia y vengan esos cinco.

Tras ellos subieron al ataque los soldados tudescos al servicio del rey Juan y pelearon muy guapamente, tanto que tres ó cuatro se colaron por entre los arqueros y corrieron hacia la preciosa mula.

Notaron, , de súbito, una cosa inexplicable y fenomenal. Todas las figurillas del Nacimiento se movieron, todas variaron de sitio sin ruido. El coche del tranvía subió á lo alto de los montes, y los Reyes se metieron de patas en el arroyo. Los pavos se colaron sin permiso dentro del Portal, y San José salió todo turbado, cual si quisiera saber el origen de tan rara confusión.

Saltaron a bordo de él los visitantes por la cabeza del último escalón descubierto; y al ver lo descarado que estaba el suelo aquel, que oscilaba además, todos, menos Nieves y Leto, se colaron en el pozo.

Date prisa y lleguemos pronto, amiguito; ¡qué pesado te has vuelto! A ver si encontramos un agujerito por donde introducirnosDieron vueltas alrededor del templo, que era ojival y de sorprendente hermosura, y al fin, hallando un vidrio roto, se colaron dentro sin pedir permiso al sacristán. Soberbio espectáculo se ofreció á las miradas de nuestros dos viajeros.

Como había ya alguna gente dentro del lagar, Andrés preguntó a la tabernera si les podían servir la comida en la pomarada. Respondió que , y acto continuo se colaron de rondón en ella. Mientras la recorrían de un cabo a otro para hacer tiempo, Celesto, llamando aparte a Andrés, quiso sonsacarle y enterarse del motivo de estar allí Rosa.

Luego que supieron que don Juan había salido, y que no volvería hasta la tarde, las dos muchachas se colaron de rondón en el despacho, y tomaron asiento en la banca de los clientes. Se abanicaban furiosamente, y se miraban y sonreían como deseosas de decir algo que no les cabía en el cuerpo. ¿No le robamos el tiempo? preguntó la morena. No, señorita. ¿De veras? dijo la rubia. No.

El pinar no estaba muy distante, y por el centro de su sombría masa serpeaba una trocha angostísima, en la cual se colaron montura y jinete.

Todos los vecinos se levantaron rumiando mentalmente la forma de acercarse á la barraca de Batiste y entrar en ella. Era un examen de conciencia, una explosión de arrepentimiento que afluía á la pobre vivienda de todos los extremos de la vega. Cuando apenas acababa de amanecer, ya se colaron en la barraca dos viejas, que vivían en una alquería vecina.