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Mientras tanto, el capitán Chivo, astuto como un conquistador, realizaba un movimiento estratégico con sus tropas, ocupando La Campana hasta la entrada de la calle de las Sierpes, acompañado por el redoblante, que aceleraba su baqueteo con una alegría ruidosa y triunfal, entre las aclamaciones de los bravos auxiliares del barrio. «¡Aquí no ha pasao na! ¡Viva la Virgen de la Macarena!...»

Sonó el redoblante de las tropas del capitán Chivo a la entrada de la calle de la Campana, al mismo tiempo que asomaban por distinto lado los encapuchados negros de otra cofradía, deseosos igualmente de ganar la prioridad en el paso.

Las pieles de chivo y de cabrito de Piura tienen gran demanda y son muy apreciadas por su fina textura, por su flexibilidad, por su suavidad superior y por la facilidad con que son manipuladas. Estas pieles son muy solicitadas por los fabricantes de guantes y cueros finos.

Estoy harto de señoritos decía con displicencia de hombre superior a su fiel acólito el Chivo. Vámonos al campo: un poco de juerga lo agradece el cuerpo. Y con el deseo de mantenerse bajo la protección de su poderoso primo, íbase a pasar el día en Marchamalo, fingiendo interés por el resultado de la vendimia.

Yo decía el borracho con orgullo he ayudado a detener a más de una docena. Además, he repartido no cuántas bofetadas entre esa gentuza, que, luego de acorralada, aún hablaba mal de las personas decentes... ¡Buena tunda van a llevar!... ¡Viva la guardia civil! ¡Vivan los ricos! Y como si estas aclamaciones le secasen el gaznate, hizo una seña al Chivo, que acudió, presentando dos cañas de vino.

Yo beberé, ya que no pueden ustedes hacerlo por la pijotera ordenanza; y que les sirva de provecho... ¡A la salud de todos ustedes! Choca, Fermín: choca , Chivo. Decid todos conmigo: ¡Viva el tricornio!... Se cansó por fin de ir de grupo en grupo sin que aceptasen sus ofrecimientos y dio por terminada la expedición.

Este año no sería como otros, en los que la compañía, a poco de salir, marchaba en desorden, vacilante sobre sus pies y marcando mal el paso. Las calles no tardaron en convertirse en vías de Amargura para el capitán Chivo. Sentía calor bajo sus armas; por un poco de vino no iba a alterarse la disciplina.

Harás lo que debes, o uno de nosotros está de sobra en el mundo. La manía de la guapeza reapareció en Luis. Se sentía fuerte pensando que el Chivo estaba cerca, que tal vez oía sus palabras en el inmediato corredor. ¿Amenazas a él? No había en todo Jerez quien se las dirigiera impunemente.

Dupont olvidó su embriaguez, la echó a un lado para erguirse ante el amigo con toda la grandeza de su valor. ¡Hombre, justamente le hería en su parte más sensible!... Ya sabes, Ferminillo, que soy más valiente que ; y que todo Jerez me tiene miedo. Vas a ver si necesito acompañantes. , Chivo, ahueca. El valentón se resistió, refunfuñando.

¡Olé los hombres con riñones! ¡Bendita sea la mamá de todos ustedes! ¡Viva la guardia civil! Van ustedes a tomarse una copa conmigo. Chivo, sirve a estos caballeros. El veterano volvió a excusarse. La ordenanza... el reglamento del cuerpo... Pero su firme negativa la acompañaba con una sonrisa bondadosa. Tenía enfrente a un Dupont; a uno de los más ricos de la ciudad.