United States or Bulgaria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Más tarde, después de admirar el artificio de Juanelo, que remontaba el agua del río hasta el Alcázar, o de recorrer, uno a uno, los escaparates de las espaderías, íbase a visitar las iglesias; y, casi siempre, una hora antes del toque de oraciones, sin más que levantarse el mostacho con los dedos, entraba en el Zocodover y poníase a pasear por la plaza o por debajo de los soportales, hasta la noche.

Íbase a levantar don Quijote para castigalle, mas él se puso a correr de modo que ninguno se atrevió a seguille. Quedó corridísimo don Quijote del cuento de Andrés, y fue menester que los demás tuviesen mucha cuenta con no reírse, por no acaballe de correr del todo. Capítulo XXXII. Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote

Necesitaba, a su vez, de un intermediario seguro. Cohechar a doña Alvarez le repugnaba. Hizo llamar a Casilda. La muchacha, bajando los ojos, escuchaba en silencio los mensajes e íbase a repetirlos sin quitar ni poner. De esta suerte llevó también una sortija de diamantes y trajo una muy señoril, con florentino sello burilado en una crisólita.

La cosa íbase formalizando; desde la caída de Amadeo no había entrado Martínez en Palacio, y su presencia allí en aquel momento, aunque fuera sólo como curioso, prestaba al acto de Jacobo una sanción pública que acrecía su importancia. El excelentísimo Martínez, mirando de reojo al ministro, manifestó deseos de conocerle; Currita no le dejó acabar.

Mientras ella hablaba íbase oscureciendo la fisonomía de Simón, lo que no se escapó a las miradas de la señora Miguelina. Hacía tiempo que había leído ya en el fondo del corazón de su hijo y adivinó fácilmente que lo que a éste le disgustaba no era la ausencia del inspector general, sino la noticia de sus reiteradas visitas a Rosalinda.

Otras veces Ramiro curioseaba la negra cocina; el horno del pan, capaz de abastecer a un convento; la panera, donde se guardaban los sacos del diezmo; o, bajando por una rampa de piedra, hacia la derecha del portal, íbase a palmear las mulas y el cuartago en las caballerizas subterráneas.

Un enternecimiento delicioso íbase apoderando de las cantantes a medida que las dejaban escapar de sus gargantas. Cada vez las repetían con más cariño, con más unción, exhalando en ellas aquel fondo de romanticismo que palpitaba eternamente en sus corazones, transmitiéndose de madres a hijas en la pintoresca villa del Cantábrico.

Y mientras toda una generación soñaba con los ojos puestos en el libro y una mano en la cruz de la tizona, íbase agrandando el radio de los argonautas al otro lado del Océano. Detrás de las islas de recientes desengaños extendía la inmensa tierra firme un mundo de misterios.

La España árabe se iba, como decimos hoy , civilizando: es decir, iba progresando en la via del desarrollo material; íbase puliendo, aumentando su riqueza, sus goces, su esplendor, y perdiendo su primitiva rusticidad, su sobriedad y sencillez de costumbres. Ali Ibn Nafí, por otro nombre Zaryab, era en este tiempo el mas celoso promovedor de la cultura de los árabes andaluces.

Un día hablaron también de Jacinta... No gustaba Juan que la conversación fuese llevada a este terreno; pero Fortunata, siempre que tenía ocasión, íbase a él derecha. A sus preguntas, contestaba el otro evasivamente. «Mira, nena; deja a mi mujer en su casa». Pues asegúrame que no la quieres. La quiero, ... ¿a qué engañarte?... pero de una manera muy distinta que a ti.