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Los bogas tienen mil extravagantes preocupaciones sobre ese escondido rio de lecho de oro en polvo y arboledas sombrías é impenetrables, y cuentan muchas leyendas, haciendo la señal de la cruz, sobre los buscadores del peligroso metal que, habiendo ido al interior por el curso del rio, no han vuelto á parecer mas en Mompos.

Nare es un distrito de miserable población y aspecto insalubre, y que, salvo dos ó tres familias, no contiene sino bogas y gente de la raza indo-africana. Sinembargo, es un punto muy importante para el comercio interior, de escala para el Estado de Antioquia, y su lindo rio cercano, de bastante caudal, es navegado por champanes y canoas hasta siete leguas arriba de su embocadura.

El caimán es la plaga del Magdalena; cuando algún desgraciado boga, bañándose o cayendo de su canoa, ha permitido a uno de sus monstruos probar el perfume de la carne humana, la comarca entera tiembla ante el caimán cebado; anfibio como es, salta a la playa, se desliza por las arenas con las que confunde su piel escamosa y pasa horas enteras acechando a un niño o a una mujer. ¡Cuántas historias terribles me contaban en el Magdalena de las luchas feroces contra el caimán, del valor salvaje de los bogas que, semejantes a nuestros indios correntinos, se arrojan al río con un puñal y cuerpo a cuerpo lo vencen!

Luego, la piedad maternal la invade, y semejante a la Niobe antigua, deja correr dos lágrimas por sus hijos tan prematuramente muertos. ¡Una vez en el agua, reune la prole salvada y no hay madre más cariñosa! . ¡Qué odio por el caimán! ¡Con qué alegría los bogas marineros, descubriendo con su mirada avezada una turba de cocodrilos sobre un arenal lejano, nos daban el grito de alerta!

El asno queda convertido así en una especie de brújula ambulante que cambia de disecacion según la inclinacion del golpe ó tocamiento que recibe. Si he de hablar con franqueza diré que los burros de Calamar me parecieron mas racionales que los bogas de la aldea de Regidor.

Debo advertir que éste es el tratamiento que se da, entre la gente del pueblo de este país, por los yernos y nueras, á las suegras. ¿Tiene un grano de sal para freir unas bogas? No tengo sal. Vergüenza es lo que á ti te falta, gruñe, al oirlo, la vieja. Y sábete que tengo sal, pero que no te la quiero dar. Ya me lo figuro, porque siempre fué usté lo mismo.

Los grupos de la orilla no son ménos interesantes, ya por las maniobras de los bogas y sus vestidos singulares, ya por la ruidosa algazara que levantan saludando á la tripulacion del vapor que pasa rápidamente á la vista de esos pacíficos moradores de un huerto secular. Mompos es una ciudad interesante en todos sentidos.

Los bogas, que vuelven a Barranquilla, su cuartel general, están alegres, redoblan la actividad y la leña se embarca en un instante. Si bien aguas abajo las consecuencias de una varadura son más graves que a la subida, no temíamos tal aventura en ese momento, porque la creciente era extraordinaria.

La vegetación. El manzanillo. Cabras y yanquis. La fiebre. Barranquilla. La "brisa". La atmósfera enervante. El fatal retardo. Preparativos. El río Magdalena. Su navegación. Regaderos y chorros. Los "champanes". Cómo se navegaba, en el pasado. El "Antioquía". "Jupiter dementat..." Los vapores del Magdalena. La voluntad. Cómo se come y cómo se bebe. Los bogas del Magdalena. Samarios y Cartageneros.

Y al pié de esas ricas arboledas y de esas chozas llenas de colorido local, los grupos animados de viajeros y bogas, tan discordantes y variados, y formando un contraste tan curioso como el que hacian el vapor Bogotá y los champanes y las casas indígenas.