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Algún tiempo se distinguió la cara de Lucía, sofocada y bañada en llanto, y su pañuelo que se agitaba, y oyose su voz diciendo: Adiós, papá..., padre Urtazu, adiós, adiós.... Rosario.... Carmen..., abur.... Al fin se perdió todo en la distancia, la escamosa sierpe del tren revelose a lo lejos por una mancha obscura, luego por desmadejado penacho de turbio vapor, que presto se disipó también en el ambiente.

Se adivina que en la casa que dejaron á sus espaldas era ella la dirección, la voluntad, la palabra vehemente. Su diestra escamosa, abandonando á la otra mano todo el peso de la maleta, acaricia las mejillas del viejo.

Las personas reumáticas y gotosas, las puramente nerviosas, de una constitucion fibrosa, de piel seca, amarillenta, escamosa, y con un prurito incómodo, mayor por la tarde en la cama, son las mas predispuestas á sufrir padecimientos análogos á los efectos de la coloquíntida, y por lo tanto las que con mas frecuencia reclaman este medicamento, ya como principal y fundamental, ya como agente de curacion secundario ó intermediario.

Formaban los muchachos por parejas, cogidos de la mano lo mismo que en los colegios de Valencia; ¿qué se creían algunos? , y salían de la barraca, besando antes la diestra escamosa de don Joaquín y repitiendo todos de corrido al pasar junto á él: ¡Usted lo pase bien! ¡Hasta mañana si Dios quiere!

Su estatura era alta, mas no arrogante; su cabeza calva, crasa y escamosa, con un enrejado de pelos mal extendidos para cubrirla. Por ser aquel día domingo, llevaba casi limpio el cuello de la camisa, pero la capa era el número dos, con las vueltas aceitosas y los ribetes deshilachados.

El caimán es la plaga del Magdalena; cuando algún desgraciado boga, bañándose o cayendo de su canoa, ha permitido a uno de sus monstruos probar el perfume de la carne humana, la comarca entera tiembla ante el caimán cebado; anfibio como es, salta a la playa, se desliza por las arenas con las que confunde su piel escamosa y pasa horas enteras acechando a un niño o a una mujer. ¡Cuántas historias terribles me contaban en el Magdalena de las luchas feroces contra el caimán, del valor salvaje de los bogas que, semejantes a nuestros indios correntinos, se arrojan al río con un puñal y cuerpo a cuerpo lo vencen!