United States or France ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por una rareza singular, no he conservado de esa época más que un recuerdo vago de las personas cuya vida ha estado más estrechamente asociada a la mía; sin duda porque las impresiones siguientes han borrado las primeras. Mi padre era un hombre pequeño, robusto y rechoncho, de barba y cabellos negros y cortos, calzado con altas botas lucientes y vestido de una hopalanda de basto paño verdoso.

Le temblaban los ojos y los caídos bigotes de galo. A pesar de su traje de pana y su bolsa de lienzo repleta, tenía el mismo aspecto grandioso y heroico de las figuras de Rude en el Arco de Triunfo. La «asociada» y el niño trotaban por la acera inmediata para acompañarle hasta la estación.

Esto le parecía una extraña vuelta de su alma a la primera época del internado conventual, entre los once y los trece años, época breve que surgía como lejana blancura en sus recuerdos. Su idea de Jesús, en aquel tiempo, se mezcló con delirios inocentes, asociada a la muerte de su padre y a multitud de reflexiones que llenaran de dulzura su corazón de jovencita.

Este Roberto era un mocetón que se había «emancipado de la tiranía patronal», según sus propias palabras, trabajando solo en su casa. Una pieza casi subterránea le servía de habitación y de taller. La compañera, á la que llamaba «mi asociada», corría con el cuidado de su persona y del hogar, mientras un niño iba creciendo agarrado á sus faldas.

Los síntomas del acónito son análogos á los de la angina de pecho, al asma de Millar, dolor violento detrás del esternon, en la region del corazon, reproduciéndose por accesos. Esta afeccion está siempre asociada á una sensacion de debilidad y á un vértigo que puede elevarse hasta el síncope; el arsénico participa como el acónito de los honores de la curacion.

Cuando hayamos, en fin, comprendido á la fuente con exacta perfección, entonces será nuestra fiel asociada en la obra de embellecimiento del globo; entonces apreciaremos prácticamente su encanto y su belleza, y nuestras miradas no serán ya de infantil admiración.

Todo se acabó, cuando abrí los ojos y advertí mi pequeñez, asociada con la magnitud de los desastres a que había asistido. Pero ¡cosa singular!, despierto, sentí también cañonazos; sentí el espantoso rumor de la refriega, y gritos que anunciaban una gran actividad en la tripulación.

Pero no es posible que mi padre me haya dejado en las manos de ese demonio, de ese individuo cuyo solo nombre es sinónimo de todo lo que implica brutalidad, astucia y maldad. ¡No puede ser cierto... debe haber algún error, señor Greenwood... debe haberlo! ¡Ah! usted no conoce como yo la reputación de ese inglés tuerto, porque si la conociera, preferiría antes verme muerta que asociada a él. ¡Debe salvarme! gritó aterrorizada, estallando en un torrente de lágrimas.

Don Alfonso érale antipático, porque su imagen estaba asociada a la horrible pena que la infeliz sufría. Aquella mañana fue con Barbarita a casa de Eulalia Muñoz, que vivía en la Calle Mayor, a ver la entrada del Rey. Amalia Trujillo la tomó por su cuenta, y la estuvo adulando antes de darle el gran susto.

Ahora no ha hecho sino ratificar con un nuevo acto de franca hostilidad el poco cariño que le inspira la República cubana, y esto no debe sorprender á nadie, del mismo modo que no debe causarnos extrañeza que el ministro Beaupré y el mamarracho de Caldwell, corresponsal en esa capital de la Prensa Asociada, hayan sido los responsables de que un almirante y dos grandes acorazados de los Estados Unidos se encuentren hoy en la bahía de la Habana, pues ambos se han distinguido siempre por.... por.... ¡bueno! por lo mismo que se distingue el flamante Cónsul de la Gran Bretaña en Guantánamo.