United States or Ireland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los bancos de hornillos podían servir para toda una comunidad. El frío aseo de esta dependencia demostraba su falta de uso. En las paredes, grandes escarpias delataban la ausencia de las vasijas de cobre que habían sido en otros tiempos gloria esplendorosa de esta cocina conventual. La vieja criada hacía sus guisos en un pequeño hornillo al lado de la artesa en la que amasaba el pan.

Por el contrario, empujado por la propia lógica de los suyos, el cristianismo creó nuevas formas de males para agrandar las recompensas del cielo que es el plan y el objetivo de la vida conventual instituyendo para los infieles las penas más atroces y para los fieles las torturas morales por los terrores del infierno, y las torturas físicas por el cilicio, las privaciones y las penitencias, prohibiendo la medicina, las diversiones y los anestésicos, porque tendían a disminuir el dolor y la tristeza, que eran tenidas como fuentes de dicha futura.

Por otra parte, Poldy, que amaba la soledad, sentía invencible repugnancia a irse a vivir vida conventual, entre otras canonesas, en la casa de su instituto. Para vivir sola, según su clase, ya en Viena, ya en otra ciudad, sus rentas eran insuficientes.

El paraje tranquilo, los tiestos de flores que observó en los balcones, la escalera limpia y blanqueada y la sencilla amabilidad de la portera produjeron excelente impresión en nuestro escultor. La casa tenía marcado sabor conventual; había allí algo puro, inmaculado, que correspondía admirablemente con la inocencia y las costumbres devotas de su amigo.

Todo esto era triste; pero el Magistral que veía, con amargura en los labios, estos despojos de que le daba elocuente representación el catalejo, podía abrir el pecho al consuelo y a la esperanza contemplando, fuera del barrio noble, al Oeste y al Norte, gráficas señales de la fe rediviva, en los alrededores de Vetusta, donde construía la piedad nuevas moradas para la vida conventual, más lujosas, más elegantes que las antiguas, si no tan sólidas ni tan grandes.

Es la ermita doméstica construida por Rosa para entregarse a la contemplación y la penitencia sin abandonar a sus padres y a sus hermanos. No ha escogido esa vida guiada por el remordimiento o los pesares. Ha nacido santa. Es milagrosa desde la cuna. Su primer aliento difundió en su morada un hálito del Paraíso. Es el lirio conventual, bendecido por Dios en la tierra y en la simiente.

Los diarios quehaceres de la vida conventual no pudieron hacerlo olvidar su pena: ni los versículos de los Salmos ni las oraciones del Oficio.

Porque era el oficial hombre galán, afable y divertido y se hacía querer de cuantos le trataban. Entraba en casa y se le consideraba como un hijo. Cuando vino repentinamente la orden al batallón de trasladarse á Vitoria, la noticia cayó como una bomba en aquella casa tranquila y conventual.

La victoria fué devolviendo lentamente á la capital su antiguo aspecto. Una calle desierta semanas antes se poblaba de transeuntes. Iban abriéndose las tiendas. Los vecinos, acostumbrados en sus casas á un silencio conventual, volvían á escuchar ruidos de instalación en el techo y debajo de sus pies.

Un arzobispo, para poner coto al abuso y sin atreverse a romper abiertamente con la costumbre, dispuso que las antojadizas limeñas recabasen la licencia, no de la autoridad conventual, sino de la curia; pero como había que gastar en una hoja de papel sellado, y firmar solicitud, y volver al siguiente día por el decreto, empezaron a disminuir los antojos.