United States or South Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuando hubieron dado buen fin al pan y a las chuletas y se hubieron bebido el Jerez, los niños se animaron repentinamente, sobre todo el pequeño, que era el más aterido; sus mejillas recobraron el suave color de la infancia, y comenzaron a examinar con atención los objetos y las personas. ¿Habéis despachado ya? preguntó Hojeda... Pues vamos con la música a otra parte.

Así permaneció mucho tiempo, deseando que transcurriesen las horas con prodigiosa rapidez y terminase el suplicio de una espera impotente, viendo aparecer á lo lejos el auxilio que había pedido á sus amigos. Sus ojos, que examinaban el horizonte, sin ver en él nada extraordinario, se animaron de pronto al distinguir un pequeño jinete que iba agrandándose en el avance de su galope continuo.

Entretanto, había obscurecido ya; se encendió luz, y el comedor apareció tan pobre, tan frío y desmantelado, que más hubiera valido no encenderla: la calva de don Pablo Aquiles, sentado delante de la apagada chimenea, resplandeció como bruñida patena, y las frutas, aves y peces de los cromos que adornaban las paredes, se animaron con la crudeza de sus colorines.

Julián reflexionaba en la rara coincidencia de los terrores de Nucha y los suyos propios; y, pensando alto, prorrumpía: Señorita, también esta casa..., vamos, no es por decir mal de ella, pero... es un poco miedosa. ¿No le parece? Los ojos de Nucha se animaron, como si el capellán le hubiese adivinado un sentimiento que no se atrevía a manifestar.

El robo lo practicó a vista y paciencia de los damnificados un matrimonio italiano quienes no se animaron a contar los detalles cuando dieron cuenta del hecho. Al ser conocidos éstos por referencias o jactancia del mismo Ludueña, fue muy celebrada la hazaña, llegando ella a nuestros oídos.

Sus ojos se animaron, adquirieron color sus mejillas, y la imperceptible y pertinaz tos, terrible alerta de la enfermedad, dejó su monótona y constante pertinacia. Todo respiraba alegría. Hasay únicamente estaba triste. Lola, entre los puros cristales del rocío de la mañana, buscaba la brillante rosa.

Dos pasajeros tan sólo se animaron a seguirnos: un joven de Bogotá y el profesor suizo que hacía su estreno en América de tan peregrina manera. Es necesario no olvidar que, cuando hablo de los vapores del Magdalena, me refiero a una clase de buques de que no se tiene idea en nuestro país, donde los ríos navegables son profundos.

El mar estaba absolutamente terso en toda su extensión. En la cocina hervía aún una olla con papas. Como ustedes comprenderán, el terror supersticioso de nuestra gente llegó a su colmo. A la larga, seis se animaron a llenar el vacío, y yo fuí con ellos. Apenas abordo, mis nuevos compañeros se decidieron a beber para desterrar toda preocupación.

Y ya que Stein es tan diestro en el piano como en la flauta, tendréis uno a vuestra disposición esta tarde, así como una colección de las mejores piezas de ópera modernas. Así podréis escoger las que más os agraden y repasarlas; porque es preciso que María triunfe y se cubra de gloria. De eso depende su fama de cantatriz. Al oír estas últimas palabras, los ojos de María se animaron.

Con este razonamiento se animaron aquellos buenos cristianos á no hacer caso de su vida temporal é imitar el ejemplo y valor del santo Misionero.