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Este Ríos, como dijimos en su lugar oportuno, hizo de gracioso en La Francesilla, de Lope, personaje el más antiguo de esta especie que se vió en España. Alonso y Pedro de Morales fueron actores y poetas dramáticos, alabados por Rojas. Sus comedias yacen en el olvido, sobreviviéndoles sólo su fama como actores.

5 Como de sebo y de grosura será saciada mi alma; y con labios de alegría te alabará mi boca, 11 Y el rey se alegrará en Dios; serán alabados todos los que juran por él; porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada. 1 Al Vencedor: Salmo de David. Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.

Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido, y oficioso; no soberbio, no arrogante, no murmurador, y, sobre todo, caritativo; que con dos maravedís que con ánimo alegre al pobre se mostrará tan liberal como el que a campana herida da limosna, y no habrá quien le vea adornado de las referidas virtudes que, aunque no le conozca, deje de juzgarle y tenerle por de buena casta, y el no serlo sería milagro; y siempre la alabanza fue premio de la virtud, y los virtuosos no pueden dejar de ser alabados.

No ha media hora, ni aun un mediano momento, que me vi señor de reyes y de emperadores, llenas mis caballerizas y mis cofres y sacos de infinitos caballos y de innumerables galas, y agora me veo desolado y abatido, pobre y mendigo, y, sobre todo, sin mi mono, que a fe que primero que le vuelva a mi poder me han de sudar los dientes; y todo por la furia mal considerada deste señor caballero, de quien se dice que ampara pupilos, y endereza tuertos, y hace otras obras caritativas; y en solo ha venido a faltar su intención generosa, que sean benditos y alabados los cielos, allá donde tienen más levantados sus asientos.

Por eso rindo tributo de constancia y firmeza a las ideas de mi juventud, algunas hoy tan combatidas, reuniendo estos pobres libros, sin que me arredre el recuerdo de cómo unos fueron censurados, ni espere que retoñe la benevolencia con que otros fueron alabados. Discurro al igual de aquel gran prosista que decía: «No es temor, como no es vanidad».

El dón mitológico parece nacer en él por lejano atavismo, y vese en su poesía un claro rayo del país del sol y azul en que nacieron sus antepasados. Renace en él el alma caballeresca de los Le Poer alabados en las crónicas de Generaldo Gambresio.

Así lo habían hecho varones esclarecidos que eran asombro del mundo y se veían cantados y alabados en poemas y tragedias.

No es duro, no es insultante, no es ni siquiera exclusivo, no se opone á que otros sean alabados; solo quiere participar. ¡Con qué ingenua complacencia refiere sus trabajos y aventuras! En pudiendo hablar de mismo su palabra es inextinguible. A sus alucinados ojos, su vida es poco ménos que una epopeya.

La protección del gran poeta hubo, sin duda, de ayudarle mucho, cuando á los diez y siete años de edad principió á escribir para el teatro; sus primeros ensayos fueron alabados, consagrándose á su vocación con tal celo, que, durante el espacio comprendido entre 1619 y 1638, se habían representado ya cien comedias suyas . A los treinta y tres años entró en el estado eclesiástico, y poco después fué nombrado notario apostólico de la Inquisición.

En efecto, llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más; que si esto alcanzásedes, no habríades alcanzado poco.