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Actualizado: 7 de noviembre de 2025


Los objetos que herían la imaginación del hidalgo con más sutil embeleso eran sus vidrios y marfiles. Estos, fríos, tersos y cuasi dorados, provocábanle indecible entusiasmo. Tenía gestos de verdadero amor para cogerlos de los fanales y acercarlos a la luz.

Despertó Julián cuando entraba de lleno en la habitación un sol de otoño dorado y apacible. Mientras se vestía, examinaba la estancia con algún detenimiento. Era vastísima, sin cielo raso; alumbrábanla tres ventanas guarnecidas de anchos poyos y de vidrieras faltosas de vidrios cuanto abastecidas de remiendos de papel pegados con obleas.

La tardanza de don Baltasar era porque él no entraba nunca en la callejuela donde estaban los soportales y el postigo, sino después de haber visto el resplandor de una luz, desde la calle del Hombre de Piedra, en los vidrios de una ventana de la parte principal de la casa, cuya seña hacía Lisarda para que él supiese que podía ir sin cuidado; y aquella noche Lisarda no había hecho la seña a la hora de costumbre, porque en aquella hora estaba yo viniendo al mundo, y ella estaba junto a mi madre.

Aun vi más, porque al través de los vidrios y entre rosas y claveles contemplé a la modistilla más linda y más retrechera que puedas imaginarte, distribuyendo comida a varios pájaros de especie diferentes, que merced sin duda al dulce gobierno de su dueña, convivían en paz dentro de una misma jaula. Parecía un cuadro de Mieris.

El estremecimiento y el ruido dejaron a Bou parado y sin aliento, los vidrios estallaron en pedazos mil, la puerta de la casa saltó del quicio, y el vecindario, alarmadísimo, salía gritando a la calle con pánico horrible... ¡Ah pillete aristócrata! dijo Bou serenándose al comprender lo que era . ¡Si te cojo!...».

¡Viva mi amo y señor, el duque Meñique! gritó el gigante, con una voz que puso azules de miedo a los cortesanos, quebró el estuco del techo, e hizo saltar los vidrios de las seis ventanas.

No creas decía a su mujer, alzando la voz para que no la cubriese el ruido de los cascabeles y el retemblar de los vidrios , no creas que no hay gente fina allí.... La casa está rodeada de señorío principal: las señoritas de Molende, que son muy simpáticas; Ramón Limioso, un cumplido caballero.... También nos hará compañía el Abad de Naya.... ¡Pues y el nuestro, el de Ulloa, que es presentado por !

Había apoyado la frente en los vidrios, deshecho, sintiendo que después de lo que había dicho, mi amor, mi alma, mi vida, se derrumbaban para siempre jamás. Pero era menester concluir y me volví: ella estaba a mi lado, y en sus ojos como en un relámpago, de felicidad esta vez vi en sus ojos resplandecer, marearse, sollozar, la luz de húmeda dicha que creía muerta ya.

Pero en seguida me miró, inquieta. ¿Está enfermo? ¡Pst!... no precisamente... No estoy bien. ¡Ah! murmuró de nuevo. Y miró hacia afuera a través de los vidrios, abriendo bien los ojos, como cuando uno pierde el pensamiento. Por lo demás, llovía en la calle, y la antesala no estaba clara. Se volvió a . ¿Por qué se va? me preguntó.

En el mismo parage, y á poca costa podriase establecer asimismo un comercio con los indios, quienes por los vidrios azules, cuentas de rosario, cascabeles de laton, sables, puntas de lanzas y achas, cambiarian su ganado para el uso de la colonia, y aun pellizas finas para enviar á Europa; siendo tan raro navio en estos mares, que todo este se podria hacer y mantener muchos años, sin que los españoles lo supiesen.

Palabra del Dia

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