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Actualizado: 7 de julio de 2025


Su marido, hábil artista aún, carecía completamente de carácter para hacer una fortuna. Por lo cual, mientras el joyero trabajaba doblado sobre sus pinzas, ella, de codos, sostenía sobre su marido una lenta y pesada mirada, para arrancarse luego bruscamente y seguir con la vista tras los vidrios al transeunte de posición que podía haber sido su marido.

Cuando el capitán llegaba al final de las cuatro galerías del Acuario sin haber visto mas que animales marítimos detrás de los vidrios luminosos y personas indiferentes y escasas en la verde penumbra, sentía el desaliento de una jornada perdida. ¡Ya no vendrá!...

Despertó al sentir en su rostro un rayo de sol. La ventana, cuyas cortinas se había olvidado de correr, estaba azul: azul de cielo en lo alto y azul de mar en sus vidrios inferiores. Miró junto á él... ¡Nadie! Por un momento creyó haber soñado. Pero el suave perfume de su cabellera impregnaba aún la almohada.

La otra puerta que separaba el comedor del gabinete, tenía los vidrios tapados con visillos de algodón rojo, y cuando alguien la dejaba entornada, fácilmente se oía el tic-tac continuo de un antiguo reloj de pesas, que lanzaba un quejido metálico antes que sonase el timbre en cada hora.

Si el viento o el granizo rompe una vidriera de las naves, podemos echar mano de los vidrios sobrantes que nos dejaron los señores Obreros de otros siglos. ¡Ay, Señor, Dios mío! ¡Y pensar que hubo una época en que el cabildo mantenía a sus expensas, dentro del templo, talleres de pintores de vidrio, de plomeros y qué yo cuántos más, pudiendo hacer grandes obras sin buscar auxilio fuera de casa!

¡Con que gusto miraba sus cabellos agitados por el viento, su andar ligero y su aire de regocijo, tantas veces espiados por mi, desde la ventana de la galería, mientras que la lluvia azotaba los vidrios y mugía y silbaba el viento entre las puertas desvencijadas de la vetusta casa!

Cornelio salió del espacio iluminado por el fuego, se echó a tierra y apuntó. Iba ya a disparar, cuando entre los hornillos estallaron gritos agudos, a los que respondieron otros, cerca de los depósitos de trépang. No eran gritos de guerra o de triunfo, sino alaridos dolorosos. ¡Ah! exclamó Van-Horn . Los vidrios de las botellas destrozan los pies de los caníbales. ¡Fuego contra ellos!

Pero, al irse para siempre, desengañado, no lo hacía sin amargo pesar, de separarse así de su padre, de su tía y de su novia... poderosa trinidad de afectos, que le ligaba al mundo, del que quería salir. ¡Susana! este recuerdo enternecióle, y lloró su primero y único amor... La vida es un viaje de recreo, en que no se paga el billete, pero los vidrios rotos; Quilito saldaría su cuenta de daños y perjuicios, y se iría allá, muy lejos, a otra parte, donde el trabajo no fuera una ley. ¡Quién sabe! dicen que hay otros mundos, bien distintos de esta miserable y carcomida nuez que habitamos, ¿por qué no encontraría en alguno la felicidad que él buscaba?

Casi volaron los vidrios al impulso de este golpe, brutal. ¡Magnífica entrada!... Vió mucho humo, perforado por las estrellas rojas de tres lámparas eléctricas que acababan de encenderse, y hombres que estaban de espaldas ó frente á él en torno de varias mesas. El gramófono gangueaba como una vieja sin dientes.

Al través de los sucios vidrios, barnizados de polvo de rapé, que se había ido depositando lentamente, y en cuyos ángulos trabajaban muy a su sabor las arañas, se divisaba la concha de la bahía, el cielo y la lejana costa.

Palabra del Dia

godella

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