United States or Czechia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Apenas puso el Infante el pie en tierra, cuando las diez galeras Venecianas dieron sobre las del Infante, y el vajel de Montaner, donde acudió mucha gente, porque tenian noticia que habia dentro grandes riquezas. Mataron al entrar, cerca de cuarenta hombres que se quisieron defender, y al mismo tiempo prendieron al Infante, con hasta diez de los más principales que estaban en su compañía.

En seguida inclinó el espejo hacía , se sentó, y sin llamar a la doncella comenzó a soltarse el largo y abundoso pelo, antes castaño muy oscuro y ahora teñido de rojo caoba como el de las venecianas a quienes retrató Ticiano.

Son verdaderamente admirables las venecianas: sabido es que nuestras arrogantes españolas son celebradas en toda Europa por su belleza; pues yo, todo lo que puedo decir, á pesar de mi inmenso amor patrio, es que no sobrepujan á las hijas de la un tiempo poderosa y temida república reina del Adriático. Vamos ahora á los encantados palacios de Venecia.

Inútil es añadir que recoje bastantes esbancigas, moneda austríaca que allí circula, del valor de una lira italiana. Ya que por incidencia he hablado de las venecianas, bueno será decir que son arrogantemente hermosas: las mujeres mas bellas que he encontrado en todos mis viajes.

Las temblorosas llamas del gas se reproducían hasta lo infinito en las grandes lunas venecianas, que, multiplicando las imágenes, creaban una confusión extraña, y empezaba a reinar ese desorden propio de todo sitio donde se divierten muchos a la vez.

El Infante y ano tuvo lugar de arrepentirse, ni volver atrás, porque fuera dar mayor sospecha; pero antes de desembarcar quiso que le asegurasen, y diesen palabra de no ofendelle. Hicieronlo con mucho gusto al parecer, Tibaldo el primero, y los capitanes de las diez galeras Venecianas, que se llamaban Juan Tarin, y Marco Misot, y los tres señores de Negroponte.

Con este buen despacho partió Montaner á Negroponte con las galeras Venecianas, donde llegaron con buen tiempo y luego se notificaron las cartas de Tibaldo al justicia mayor de Venecianos.

Moras, judías, chinas, damas godas, venecianas, griegas, romanas, de Luis XIV, del Imperio, etc., etc.; reinas, esclavas, ninfas, gitanas, amazonas, sibilas, chulas, vestales, paseaban amigablemente del brazo o formaban grupos charlando y riendo entre caballeros del siglo pasado, soldados de los tercios de Flandes, pajes y nigrománticos.

Montaner con las galeras Venecianas vuelve al Negroponte, y en Athenas se ve con el Infante Don Fernando. Juan Tari general de las galeras Venecianas por órden de Tibaldo dió una galera á Montaner, para que llevase en ella sus camaradas, sus criados, y su ropa, y su persona se embarcó en la Capitana con Tari, de quien fué por extremo regalado, y servido.

El famoso Gran Canal, teatro de tanto recuerdo, por cuyas serenas ondas han cruzado tantos valientes capitanes, tantos inspirados artistas, tantas hermosas mujeres, tantos arrojados marinos, todo el senado y aristocracia veneciana en sus elegantísimas góndolas: ese celebrado canal, que ha escuchado tantas palabras de amor, tantas serenatas de trovadores, que ha presenciado tantas citas, que ha servido de palenque á la bulliciosa alegría de sus animadísimos carnavales, ese lindísimo canal, que víó cercar sus riberas por ámbos lados de estupendos palacios de mármol, que se víó surcado, sin quejarse, por tantos centenares de lujosísimas góndolas; ese histórico canal, que crecia en magnificencia y hermosura todos los dias á compas de las conquistas venecianas que le adornaban de mármoles y jaspes preciosos; ese canal, digo, contemporáneo de la grandeza de la república, es hoy testigo tambien de su postracion y abatimiento.