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Actualizado: 11 de mayo de 2025
¿Crees tú dijo que mi madre se considerará más feliz viéndome en la cárcel? El español se encogió de hombros. No es preciso que vayas á la cárcel para seguir viviendo. Lo que pido es que te dejes conducir por mí y me obedezcas, sin hacerme perder tiempo.
El joven se embrollaba más y más. En fin, tía Liette, me sería muy penoso el no ir, confesó francamente. Por las tranquilas facciones de la solterona se deslizó la sombra de una duda. Entonces, me es doblemente penoso el insistir, hijo mío, pero te lo ruego, no vayas a esa cacería dijo con dulce firmeza.
Tampoco don Modesto se fía de él; así para que don Federico y Marisalada lleguen a saber lo malo que está el tío Pedro, no queda medio seguro sino el que tú mismo vayas a Madrid a decírselo, porque al fin no podemos estar así, cruzados de brazos, viendo morir a un padre que clama por su hija, sin hacer por traérsela.
En aquel momento sonó la campanilla y Leocadia corrió a abrir. Era doña Manuela, que al hallarse frente a Pepe se sintió inmutada. ¿De qué color era la casulla? le preguntó él bromeando. ¿Y por qué te quedas así, mamá? ¡Ni que fuera yo un guardia civil! ¡Como tienes esas ideas! No vayas a pensar que me enfado: ni tengo derecho, ni hay por qué.
Vete a la hacienda, ya verás. Luego que el señor Fernández te conozca te ha de querer mucho, mucho, porque tú te lo mereces todo. Me das lástima; ¡da lástima que vayas a servir en casa ajena! Yo siempre le pedí a Dios que te librara de eso... pero, ya lo ves, ¡no hay remedio! El dispone otra cosa. Y esto me lo decía impulsándome a salir, y abriendo la puerta.
Vas a salir de Aiglemont; hasta que te vayas, estaremos en la misma actitud en que estábamos. ¿Has comprendido?... Acepto tus condiciones puesto que he obrado mal contigo... Pero... yo... Magdalena... te quiero como siempre... Sin duda... el gato quiere al ratón con que juega... Adiós, Francisca. Hizo un movimiento para abrazarme, pero yo permanecí helada. Adiós, Magdalena... Eres dura...
¡Eres un santo, Melchor! ...lloran en cuanto no pueden seguir tiranizando... ¿te has fijado?... ahora ya estás libre... ¿ves?... ya estás sano. ¡Tú eres capaz de curarme! ...ya puedes decir, en legítima posesión de ti mismo: «¡Ahora hay que reír!» Sí, ¡pero no vayas a reírte de mí! ¡Ni tú de mí, ¿eh? porque desde ahora todo te va a dar risa!
Bastante más tarde, con previas toses y resonar de pies, entró Antoñona en el despacho diciendo: ¡Vaya una plática larga! Este sermón que ha predicado el colegial no ha sido el de las siete palabras, sino que ha estado a punto de ser el de las cuarenta horas. Tiempo es ya de que te vayas, don Luis. Son cerca de las dos de la mañana. Bien está dijo Pepita , se irá al momento.
17 Y él respondió: Yo te ruego, que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí, hasta que a ti vuelva, y saque mi presente, y lo ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
Mira cómo se ha puesto los pies. Ya se ve.... Como tuvo que meterse entre las zarzas para coger a tu dichoso Lili. Nela, ven acá. La Nela, cuyo pie derecho estaba ensangrentado, se acercó cojeando. Dame al pobre Lili dijo Sofía, tomando el canino de manos de la vagabunda . No vayas a hacerle daño. ¿Te duele mucho? ¡Pobrecita! Eso no es nada. ¡Oh, cuánta sangre!... No puedo ver eso.
Palabra del Dia
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