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Actualizado: 11 de junio de 2025


Un hombre como , tan distinto de mi clase... Yo, que no he pisado alfombras más que en escena... No tendríamos perdón de Dios: yo, por vanidosa; , por creer que es amor eso... que es otra cosa. ¿Y qué es? preguntó Juan con extraordinaria vehemencia. Cristeta se puso roja como la grana. ¿Lo ves? añadió él . Hasta te da vergüenza lo que se te ocurre.

Queda demostrado que el amor propio es en más fuerte que el amor verdadero, y que yo, la señorita, como me llamas en esas bromas que, por lo visto, tienen un gran fondo de verdad, soy mucho más sincera y menos vanidosa, y te quiero con toda mi alma y te querré siempre, porque me has engañado con tus zalamerías, haciéndome creer que eres distinto de los demás hombres.

Agregad á la gracia del vestido cierto aire de satisfaccion vanidosa, un acento ruidoso, muy marcado y de guapeton, el sombrero inclinado sobre una ceja, el cigarrillo en la boca, haciendo escupir por el colmillo, la gran navaja corva de cabo agudo y resortas, llena de labrados y adornos, medio asomando por un bolsillo ó por debajo de la banda, y el garrote en la mano, pendiente del puño con una manija de seda ó cuerda, y dando vueltas á veces en molinete, cuando no sirviendo de puntal, y tendreis la figura completa del majo sevillano.

En algunas será tal vez un defecto natural, en otras una afectacion vanidosa por hacerse del pensador, y en no pocas falta de hábito de concentrarse.

Era mejor contener sus deseos durante algunos meses, un año a lo más; dejar que su capital, volteando por la Bolsa, se agrandase como una bola de nieve; y cuando poseyera el tan esperado y respetable millón, hacer que la transformación fuese completa: gozar viendo cómo la pobre costurerilla se convertía, bajo la dirección de su vanidosa suegra, en señora elegante, con gran casa, carruaje y los demás adornos de la riqueza.

Y por más que la vanidosa quisiera aplacar su conciencia con sofismas, la conciencia no se dejaba embaucar y se revolvía inquieta.

El oficinista seguía pensativo, con las cejas fruncidas, como si estuviese contemplando interiormente un espectáculo molesto para él. Veía una casita cerca de Buenos Aires, y en sus habitaciones, pobres y limpias, una mujer y varios niños. Pero esta visión no tardó en esfumarse, recobrando Moreno el mismo aire de seguridad autoritaria y vanidosa con que se había presentado al hacer su visita.

El comandante hizo una defensa acabada y fogosa de la mujer sevillana. Según él, ésta es viva y ardiente, pero no vanidosa, lo cual suprime uno de los grandes incentivos, acaso el más capital, que la mujer tiene para caer. El fuego de su alma, al casarse, se convierte en ternura y abnegación. Exige que se la ame, no que se la adorne.

¡Tuyo! ¿Qué dices, imbécil? Esto es mío: era de mi padre ... Yo que lo había guardado en alguna parte; pero no sabía yo dónde estaba. ¡Vanidosa! dijo Salomé, adelantando un brazo y una pierna. Tu nos has sumergido en la pobreza; tenías escondido este dinero. ¡Qué infamia! ¡Hipócrita! exclamó Paz retrocediendo, quítate de mi presencia. Dame ese dinero; no nos robes otra vez. Esto es mío.

¿Es cierto lo que dices? ¿No te acusa la conciencia de la menor falta? ¿Cómo he de declararme impecable? Paco, ; la conciencia me acusa, pero no me atormenta; dame la carta: acabemos. ¡Qué interrogatorio! ¡Qué dilaciones crueles! ¿Has venido a matarme? No, Beatriz. Díme, sin embargo, ¿de qué te acusa la conciencia? Soy vanidosa, lo confieso.

Palabra del Dia

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